Caralvá
Parece que la crisis económica se ha trasladado a los partidos políticos, porque hay divisiones y subdivisiones de derecha, como también serias confrontaciones dentro de la izquierda.
Examinamos nuestro sistema democrático, porque el peso de las discusiones pasa por estas instituciones partidarias llamadas a pronunciarse en temas vitales para la nación.
Estos nuevos elementos acontecen a pocos meses de la administración del gobierno de izquierda. No obstante el escenario político, tiene elementos inéditos en nuestra democracia salvadoreña.
Las diversas confrontaciones entre el Poder Ejecutivo y Asamblea Legislativa sobre temas urgentes y estratégicos nos hacen ver configuraciones insospechadas, los causantes de estos enredos se ubican en los siguientes tópicos: seguridad, escuchas telefónicas, impuestos, cargo de acceso o cargo fijo de telefonía fija etc.
En términos generales el factor detonante lo podemos ubicar en los siguientes conceptos: el cambio en democracia o la ideología como elemento motor de la democracia.
Los temas antes indicados son preocupantes, pero el esquema básico parece que será el mismo hasta el final de la actual administración, un conflicto permanente entre la democracia posible con todo el arsenal institucional y en el otro contrapeso la ideología para el cambio en democracia que aspira a renovaciones instantáneas.
Hasta el momento la nueva administración hereda formas burocráticas que no han cambiado en 20 o más años, con esquemas deficientes, elefantes blancos alimentados artificialmente, constantes descubrimientos de anomalías e historias de fraudes, además de la férrea oposición de algunos sectores a mínimos cambios.
Cada partido político tiene derecho a proponer desde su perspectiva su visión ideologizada sobre la sociedad salvadoreña, pero esta lectura tiene por defecto los márgenes de situaciones que colocan a la nación en el verdadero límite de guerra y paz, en ocasiones parece que caminamos al filo de la navaja. ¿Por qué no exorcizar ese espíritu de la guerra fría?
Los temas citados son puntuales, si los espacios institucionales no son suficientes, si la democracia tiene camisa de fuerza, si formar consensos es tarea de quijotes trasnochados ¿acaso no es el momento de encontrar nuevos mecanismos democráticos o proponer reformas para la nación?
Los temas pueden verse dentro de la democracia o dentro de la ideología, pero los objetivos de alivio a la nación sobre cuestiones cruciales no se están cumpliendo, objetivos urgentes: extorsiones, seguridad, alivio a la pobreza etc., continúan en espera.
La ciudadanía no puede esperar más tiempo a demandas tan urgentes.
Los sectores nacionales con sus pronunciamientos también deben ponderar sus criterios, puesto que no se puede construir la paz si existe una amenaza constante de fuga de capitales o retiro de empresas, esta última es una acción extrema y desesperada.
Así nuestra situación política, parece que cada sector social camina por su lado, la construcción de interlocutores válidos para crear consensos esta fracasando, como también la solidaridad de las grandes empresas hacia la postrada condición económica es solo retórica. Pero aún existen oportunidades dentro de la democracia porque son los partidos políticos los llamados a disminuir su peso ideológico, de esa forma encontrar soluciones nacionales y evitar aislamientos sociales que no benefician a nadie.
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