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Jesús Histórico en Monseñor Romero

 

 

 

 

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César Ramírez

@caralvasalvador

La individualidad de Jesús Histórico connota un ejemplo que implica su autorepresentación bajo el Nuevo Testamento, de esa forma combate las antiguas tradiciones del denominado Viejo Testamento, situación que le enfrenta con todos los concepto defendidos por la ortodoxia judía hasta ese momento; él antecede sus propias palabras reformando las lecturas de las sinagogas, transformando los mandamientos de la Ley de Dios, convirtiendo su ministerio en una obra trascendental idéntica en él a un personaje que contiene la trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), además su vocación humana irradia el coraje de asumir su destino en una tragedia visible; es crucificado en el ejercicio de su deber reformador, agregando que la resurrección le otorga una calidad única.  Es notable que un solo hombre influya en el pensamiento de aquella época con tan pocos recursos materiales, además que su ejemplo se multiplique miles de veces en poco tiempo, destacando que su obra se divulga por un hombre como Pablo de Tarso (05-10 d.C), al fundar las bases del cristianismo paulino. Monseñor Romero como Pablo de Tarso comunica las enseñanzas de Jesús quién ilumina con su antecedente todas las obras del naciente cristianismo, pero a diferencia de Pablo “el apóstol de los gentiles”, el mensaje cristiano en Monseñor Romero se realiza veinte siglos después en un continente jamás mencionado en la Biblia, con una realidad absolutamente diferente pero con la misma pobreza espiritual en la humanidad;  aquella lejana condición del imperio romano esclavista, tiene aristas con nuestro mundo en las injusticias, desigualdades o la indigencia planetaria que recuerdan el mensaje del Nazareno. Cuando Jesús asume su dimensión humana acepta su destino, toma el riesgo de llegar hasta las últimas consecuencias con palabras y obras, en su pasión extraordinaria de un solo hombre condenado a la pena capital por el imperio romano, muere crucificado en completa soledad, no obstante su resurrección y posteriores eventos provoca un movimiento vigente hasta nuestra época, subrayo esta condición puesto que en él se unifica un ciclo único de: vida, pasión, muerte, resurrección y acción social posterior. Jesús es un solo hombre, un solo condenado al martirio por el imperio, una sola persona que irradia el resplandor de una significativa obra trascendental. Cuando un hombre humilde como Oscar Arnulfo Romero opta por su vocación sacerdotal imitando al Jesús Histórico,  asume una condición visionaria y profética, esta calidad antepone al poder terrenal su convicción vital, recorre un camino trazado veinte siglos antes, con las mismas consecuencias, persecuciones y con el martirio ineludible… pocos hombres han recorrido este camino, pocos con tanta dignidad y coraje. El Jesús Histórico es visible en Monseñor Romero porque conoce la verdad del Nuevo Testamento,  asume su martirio y probablemente la resurrección en su eterna memoria al imitar al Nazareno. No puedo ocultar la alegría que invade nuestros corazones…entre nosotros existió un hombre que imitó al Hombre del Nuevo Testamento convencido que éste mundo puede transformarse por el amor y el perdón a los enemigos, que maravilloso, él amó tanto al prójimo y perdonó tanto, que aún antes de sufrir ese martirio, proclamó un mundo mejor como el Jesús Histórico… por ello la alegría se extiende por el mundo, como el reino de los cielos entre nosotros.

www.cesarramirezcaralva.com

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