César Ramírez
@caralvasalvador
La sociedad salvadoreña en los términos conceptuales republicanos jamás logrará la utopía de la igual social, debido a que los procesos electorales no admiten diferencias de conducción ni tampoco una reforma sobre el modelo capitalista, así nuestra división artificial entre ricos y pobres es el resultado de una visión materialista a fin de cuentas “contractual”, las personas son objetivadas como productos utilitarios no como ciudadanos, si observamos todos los movimientos actuales de las derechas y sus aliados e intérpretes constitucionales, todos debemos pagar iguales impuestos aunque “sus millonarias propiedades sobrepasen los ingresos de miles de salarios mínimos”, las inversiones sociales son gastos innecesarios y populistas porque a los pobres no se les debe ayudar “así nacieron”, el Estado no debe endeudarse porque los beneficios sociales solo sirven para fomentar el ocio de quienes se acostumbran a vivir de sus salarios “no a crear empresas”, etc., esta condición es inalterable bajo la premisa que la sociedad es un contrato capitalista y por supuesto su interpretación constitucional. De ahí la vigencia de Carlos Marx y su concepto de alineación del trabajo que no solo aplica a los trabajadores, sino a las personas que se transforman en humanos-dinerarios, no piensan como ciudadanos sino como dinero viviente en cada célula de sus cuerpos, de ahí que se arrojen del último piso de sus empresas cuando Wall Street deja de perder un porcentaje de ganancia en sus acciones o en lugar de un minuto de silencio solo guarden diez segundos porque pierden mucho capital al recordar a sus deudos; en otras palabras el capital tiene “vida propia” es una célula alienada de dinero que no reconoce personas sino “intereses”, tampoco tiene ética sino porcentajes de compra-venta, además su pasión se resume en “medio-resultado” una mutación de Nicolás Maquiavelo “el fin justifica los medios”; de tal forma que no importan los medios, ni las personas, ellos viven un totalitarismo “dinerario” ansiosos por alimentar una sociedad en perfecta desigualdad. Reproduzco una cita sobre el tema: “El Teorema de Arrow y la utopía de una “sociedad de mercado”: totalitarismo o caos. Los axiomas de racionalidad y los valores democráticos que Arrow postula como deseables y razonables, definen en realidad una “sociedad de mercado” (con su correspondiente ética del mercado), es decir, una sociedad que se constituye (y se interpreta) a partir de la racionalidad formal o, en palabras de Max Weber, de la racionalidad medio-fin, que es una racionalidad concebida a partir del individuo calculador, y donde las relaciones interpersonales son relaciones contractuales, esto es, relaciones voluntarias entre propietarios de cualquier cosa. Tenemos aquí la médula de la concepción burguesa de igualdad (y de libertad). En efecto, la igualdad burguesa es una igualdad contractual (no simplemente formal): somos iguales porque actuamos como individuos que pactamos contratos unos con otros y procedemos según esos contratos (los contratos obligan a actuar correspondientemente). Todos los intercambios son vistos en términos contractuales, todo es mercado: mercado de bienes, mercado de servicios, mercado de factores productivos, mercado de votos, mercado de afectos, etc.”… -GPC Costa Rica-
El conflicto actual “salvadoreño” entre los aspirantes a oligarcas y los trabajadores puede resolverse democratizando al capitalismo, eliminando las desigualdades, alentando la movilidad social, facilitando la gobernabilidad sin promover un golpe de Estado “desarmado”, permitiendo que el capitalismo se desarrolle en las veredas de la nación y los barrios de San Salvador. www.cesarramirezcaralva.com