César Ramírez
@caralvasalvador
El fantasma del impago es más real que imaginario, a cada paso la clase política menciona ese lastre que amenaza a los sectores más vulnerables, puesto que el impago refiere a pensionados, empleados públicos e instituciones del Estado, acentuado por el bloqueo de los recursos de “inconstitucionalidad” hasta el momento.
No existe voluntad política para resolver este tema, en conclusión deberemos pagar el dinero más “caro” para los futuros eventos y ello afecta a los ciudadanos en sus presupuestos generales.
¿Cómo podríamos reinterpretar la economía?
En artículos anteriores comentamos el fracaso del modelo neoliberal, criticado por el mismo FMI, entonces el panorama se encuentra abierto a nuevas propuestas, si acaso existe la posibilidad de entendimiento entre la clase política y el sector privado; además en este apartado se debe incluir a los trabajadores que durante el presente siglo y el anterior no tienen ni voz, ni voto en las grandes decisiones que les afectan en su vida durante generaciones, ello debe cambiar pronto.
La nación necesita navegar en una economía dolarizada, la cual no tiene solución a mediano plazo, excepto si la clase política encuentra un “acuerdo de nación”, antes que se efectúen acciones dramáticas constitucionales.
Algunos expertos mencionan que aumentar los salarios y disminuir los impuestos (IVA) produce un efecto estabilizador, refiriendo concretamente el caso Portugal… ¿se imaginan en nuestra nación aumentar el salario un 20%, disminuir los impuestos, disminuir el trabajo informal por mejores opciones de integración económica, aplicar la ley de extinción de dominio a todos los testaferros, aplicar el impuesto al capital y predial etc… parece un chiste, pero leamos un fragmento del artículo (05ABR017) de la BBC “En noviembre de 2015 llegó al poder en Portugal el primer ministro socialista Antonio Costa, poco después de que Grecia hubiese escapado por muy poco a un derrumbe financiero absoluto. Pero mientras los griegos han estado inmersos desde entonces en una brutal terapia de austeridad económica que sigue sin reactivar la economía, los portugueses han logrado lo que a algunos equivale a la cuadratura del círculo: han rebajado el déficit fiscal al tiempo que han aumentado los salarios y las pensiones de los empleados y jubilados”.
¿Qué dirían en nuestra nación los profetas del infortunio si optamos por ese camino? Continuarían solicitando extrema austeridad, el despido de empleados públicos, la privatización absoluta de las pensiones, agua, salud etc., el artículo continúa: “The Economist, en 2016 Portugal redujo el déficit fiscal a la mitad hasta alcanzar el 2,1% del Producto Interno Bruto (PIB), el mejor resultado desde la transición a la democracia en 1974. La economía lleva creciendo tres años seguidos y, lo que es mejor, el gobierno presidió sobre un regreso de los salarios y pensiones al nivel que tenían antes de la crisis. El gobierno de Costa parece dar sustento a lo que muchos economistas heterodoxos venían advirtiendo sobre la respuesta a la crisis global: que, más que austeridad acérrima, lo que los países europeos necesitaban eran medidas que alentaran la demanda interna para impulsar el crecimiento. Es decir, si el gobierno gastaba más, reactivaría la economía, aumentaría la recaudación de impuestos y eventualmente reduciría el déficit fiscal existente”… es reinterpretar la economía, ¡Ver para creer!
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