Caralvá
Un pequeño balance de los acontecimientos es indicador del grave error político de los golpistas hondureños.
La enumeración del repudio es abrumador, pero podemos repasar algunos: retiro de los embajadores de la Unión Europea, suspensión de apoyo financiero de entidades internacionales, rechazo de los organismos internacionales: SIECA, OEA, ONU, Organización de países no alineados, retiro de visado diplomático a funcionarios golpistas por el gobierno de los Estados Unidos, acción que continuarán otras naciones europeas; como si fuera poco la opinión pública internacional no les favorece e incluso empresas norteamericanas piden el reestablecimiento de la democracia en Honduras, en el documento: Letter to Secretary Clinton Regarding Honduras, firmado por las empresas NIKE, Inc. The adidas Group Gap Inc. Knights Apparel.
Pero los golpistas tienen toda su apuesta política en el próximo proceso electoral, consideran que la paz retornará por “arte de magia”, pero ni las naciones olvidarán el proceso de violencia inaugurado por el Golpe de Estado, ni retornará la paz súbitamente, debido a que el mundo no reconocerá al gobierno producto de un golpe de estado, ni la ruptura constitucional se reparará sin voluntad política.
Los esfuerzos de la comunidad internacional no han sido suficientes para los golpistas, pero esta condición intransigente envía una señal para los ciudadanos hondureños que consideran a Manuel Zelaya el legítimo presidente, simplemente les invita a la insurrección.
No se debe pensar que un proceso insurreccional terminará de la noche a la mañana, este puede durar años y no los 6 meses que los golpistas fijan como su objetivo de consolidación. No es fantástico el escenario de formación de grupos irregulares armados, guerra de guerrillas, zonas liberadas, combates en las ciudades o luchas populares en todo nivel, un panorama muy conocido en Centroamérica, ese puede ser el destino para quienes alientan y sostienen a la dictadura hondureña, que provocará un terrible costo para las fuerzas que luchan por la democracia.
Las fuerzas conservadoras hondureñas deben considerar que el daño político en este momento es menor, al desastroso panorama de una guerra civil en los siguientes años si continúan el rumbo de la ilegalidad y la represión; no deben pensar que el presidente Manuel Zelaya se rendirá simplemente porque pasaron 7 u 8 meses después de haber vencido su período presidencial, debido a que el antecedente permanecerá y la restauración de la democracia puede durar años.
Es un buen momento de reflexión, los golpistas pueden haber ganado un poco de tiempo este mes de julio, pero no ganarán la guerra que aún pueden evitar.
El escenario no es simple, pero quienes saben mejor esta lección no son los militares, sino los empresarios y la clase política, porque pueden enviar a su ejército al sacrificio, pero el daño será al pueblo hondureño y al final perderán la guerra.