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Eficiencia policial en día de difuntos

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Caralvá

 

Autos en interminable filas… paciencia ante el acalorado ritmo al  avanzar a “vuelta de rueda”.

El día sin nubes y cielo azul transcurrió sin la angustia del reloj salarial,  es feriado nacional día de visita al cementerio.

Música con trovadores diurnos errantes,  flores que adornan el prado del Campo Santo, cientos de personas ante las tumbas con recuerdos extensivos, voces infantiles, adultos mayores, jóvenes y sus  coloridos atuendos andróginos, chicos y chicas con cortes de cabellos orientales; un día memorial donde  la muerte asocia el pluralismo cultural con rituales multinacionales, por breves horas asistimos a una fiesta de victoria por la vida.

Estamos unidos en el cementerio por ese nexo de los antepasados. En el lugar: ricos y pobres  no distinguen diferencias, la memoria se impone sobre el prado.

Jóvenes acompañan a las familias desde el estacionamiento. A propósito encontrar lugar para estacionar el auto es una lotería.

Así la visita de varias tumbas en el viaje alrededor del tiempo,  es respirar nostalgia por la transparencia de imágenes familiares, entonces puedes escuchar: “¡ahí está mi hermano!...  ¿dónde está el abuelo?, ¡vamos a ver al tío!, ¡mi madre está ahí!, ¡vamos a ver a mi papá!….” el viento trae y lleva susurros de voces, mientras cipotes ofrecen limpiar las placas que tienen el respectivo nombre, fecha de nacimiento y fallecimiento calzadas con celestiales citas bíblicas, pero una placa llamó mi atención  que decía después sus datos generales: “querido viejo gordito de mi…. Corazón” confirmando la alegre visión entre las familias a pesar de la muerte…

Debimos almorzar después, pero circunstancias involuntarias hicieron que cambiáramos de planes. Mientras me dirigía a diligencias para comprar comida rápida en un restaurante ubicado sobre el Boulevard de los Héroes, el auto fue dañado y abierto por una banda de robacarros que en pocos minutos desvalijó documentos, casetera, tarjetas de crédito etc.. Conmocionado por el hurto bloquee las cuentas y llamé a la policía reportando el incidente.

En forma simultánea esta banda realizaba un barrido de autos estacionados en diversos puntos de la ciudad, en otro sitio otros ciudadanos habían sufrido el mismo hurto, pero cometieron el error de robar un auto y conducirlo, sin percatarse que el dueño les observaba en sigilo a corta distancia,  que ni lerdo ni perezoso reportó el hurto… los maleantes fueron atrapados infraganti: “con la manos en el auto”.

Al regresar a casa una hora después, la Policía Nacional había llegado a casa.  

La presencia policial no deja de impresionar, creí que únicamente confirmaban la denuncia, pero no era el caso, me informaron  que encontraron mis documentos en manos de unos sujetos y tenían todo, excepto mis tarjetas de crédito…  así que debía realizar el proceso legal… lo demás es trámite. Al menos 4 ciudadanos y las familias perjudicadas podemos agradecer la eficiencia de la Policía Nacional Civil en el día de los difuntos, porque como dicen los viejitos: “de lo perdido lo que se encuentre”…

www.cesarramirezcaralva

 

 

 

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