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Sociedad democrática o narcocrática

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Caralvá

 

El título parece un poco exagerado para nuestra pequeña nación, pero los elementos que percibimos son alarmantes, algunos ejemplos: la población penitenciaria es alrededor de 20,000 en su mayoría relacionados con agrupaciones ilícitas, las fuentes de inteligencia calculan que otros 20,000 están fuera delinquiendo, el control de estas organizaciones llega a territorios en zonas populares, expuestos a ellos la sociedad vive en zozobra constante, puesto que los métodos que utilizan llegan a extremos que una sociedad democrática no puede pasar porque se convierte inmediatamente en una legalidad totalitaria de tal manera que nuestros límites jurídicos en realidad son un suicidio para las instituciones que nos representan, es un curioso caso donde la legalidad trabaja en nuestra contra. Si avanzamos hacia la penetración de estas estructuras en los centros escolares, las áreas habitacionales, la compra de armamento militar, sus actos terroristas contra población civil, la matanza de estudiantes, trabajadores e incluso ex congéneres, la estadística rebaza la imaginación de una sociedad en paz social.  La historia demuestra que estas situaciones no son nada nuevo en la evolución o involución de los sistemas sociales, algo parecido debieron sentir los señores feudales cuando los villanos en sus ciudades comienzan a insubordinarse, no acatan las leyes, construyen sus ciudades, rompen el esquema que funcionó durante siglos, el modelo de producción comienza a fenecer dando paso a la auto-organización, la manufactura, todo el trabajo artesanal se reorienta  con el surgimiento de una nueva  (i) legalidad, etc., el caso de estas estructuras anticulturales en nuestra nación asemeja esa forma de (i)legalidad que avanza a pesar de los numerosos esfuerzos para contenerla,  el fondo de este motor demoníaco es la narcoactividad, que tiene poderes inmensos y rompe el esquema de trabajo capitalista, la moral, la ética y los derechos no funcionan ante una organización transnacional que tiene un alcance poderosamente económico que no solo compra voluntades sino que corrompe a la clase política, tal cual se tienen antecedentes de los parlamentarios denunciados públicamente.

 

Si pensamos en la rehabilitación de los delincuentes, debemos poseer la mesura de considerar que este esfuerzo implicará  a la sociedad durante décadas, de tal manera que no es función de una sola administración gubernamental, tampoco es labor de un solo partido político, en realidad pagamos un alto precio por el consumo de drogas en Estados Unidos, puesto que nuestro territorio es solo un corredor hacia las urbes capitalistas; si no logramos un acuerdo nacional nuestro futuro es pronosticable. Este trabajo de disuasión  y contención debe ser inmediato. Incluso en ocasiones parece que el tiempo se nos termina antes de lo previsto. Estados Unidos no debe fijarse límites económicos para sacarnos del pantano en el cual hemos sido  arrastrados involuntariamente.  De continuar en este camino, la miseria de nuestro futuro será una autodefensa organizada donde no existirá más sociedad civil puesto que obligadamente todo se construirá  con un signo militar o paramilitar con resultados dramáticos, bajo leyes similares al siglo XIX en Norteamérica, una débil gobernación y unas leyes aplicadas a criterio individual.

 

www.cesarramirezcaralva.com

 

 

 

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