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¿Elección de magistrados humillación nacional?

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Caralvá

 

En nuestra democracia parece que avanzamos en caminos inexplorados, de pronto los elegidos para “altos cargos” tienen una saga de contrapuntos donde palidece la ciencia ficción, algunos no resisten el juicio del tiempo o de la historia, así las investiduras de los funcionarios públicos se vuelven sospechosas.  Cada quién asegura poseer una fórmula mágica para salvar al país de la crisis y son optimistas al extremo, eso parece bueno –para algunos-  para otros tocar el fondo de este abismo significa salir de nuevo a la superficie, que recuerda una anécdota de Jorge Luis Borges cuando afirmó: “yo no soy tan optimista, como el espacio es infinito podemos seguir cayendo infinitamente”. En tiempos pasados eran los cañones de la madrugada quienes despertaban a los civiles, ahora parece que los civiles son madrugados por cañones mediáticos, el poder de las comunicaciones está sustituyendo a  las acciones políticas, en un juego de poderes institucionales. En este juego de imágenes y apariencias las opiniones han llegado a extremos insospechados, la simple interpretación de las leyes roza la crispación de los fanáticos, en ciertos momentos se perdió todo sentido de mesura, sin distinguir entre inventos y hechos reales, sin limitar la imaginación de los hechos concretos, lo cual es peligroso para todos, poco ha faltado para hacer llamados a la desobediencia civil y otros a “las armas”, en realidad no podemos continuar en esta dinámica puesto que en algún momento perderemos el control, lo cual significa la humillación más grande que se le puede hacer a la inteligencia. Estos eventos del juego político, algunos usualmente juegan a “ganar” como un vicio de vida, cada acción tiene un sentido de astucia, predicción y frío cálculo de riesgo, es una ruleta con nosotros de tripulantes,  así elevan sus apuesta con un As en la manga, se olvidan que en los juegos siempre existen ganadores y perdedores,  no se puede ganar siempre, a lo sumo ganarán un porcentaje para salvar el honor, si el caso es por el “vil metal”,  lo cual supone mucho dinero, - o tráfico de influencias –  los logros de cada organismo político pueden ser denigrantes para  el futuro de la nación, puesto que los cargos serán similares a la colocación de las piezas de ajedrez y no opciones creíbles de genuino derecho, con el  agravante que “no significó un esfuerzo personal”,  por el contrario envía el mensaje equivocado, que esos cargos pueden ser alcanzados por recomendaciones de: amigos, compadres, jefes políticos, hombres adinerados o padrinos poderosos que no tienen límites financiero, así la interpretación jurídica constitucional, se parece al caso de los soldados en las guerras, cada quién morirá por mentiras, profundamente convencidos que tienen la verdad, pero el daño estará consumado.

 

www.cesarramirezcaralva.com

 

 

 

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