César Ramírez
@caralvasalvador
Existe la realidad fuera de la fantasía que venden los políticos que llaman al retorno de “su pasado”… es la realidad del trabajo, la vida cotidiana, la sociedad que se levanta de su postración y recobra su dignidad, el sentido de la nacionalidad, la historia, sus hombres y mujeres valientes, dignificados en sus propias vidas cuando se les otorga su derecho a la voz, la tierra y sus productos. La presente campaña electoral demostró la mentira sistemática con el único objetivo de ganar unos cuantos votos, se vendió temor, encuestas amañadas, programas informativos, efectos visuales, coloridas vallas llenas de insultos, coros de personas asumiendo presuntos cargos de un imaginario gobierno sin gobierno real, voceros internacionales proclamando la violencia de naciones lejanas, viejos pánicos militares proclamando “el fin del mundo” si pierde su partido, organismos de inteligencia ilegales que destilaron infundios similares a la propaganda nazi en sus mejores momentos, inventos mediáticos de un Ferrari California 2014, que en cuestión de horas se convierte en centro de la campaña presidencial, actos en franca manipulación mediática y especulativa, etc. La miseria de estos eventos es la implicación de personas que interceden por este modelo decadente, son personas visibles, que no dudan en disparar su odio sin medir las consecuencias de sus actos. La realidad fuera de este siniestro panorama es nuestro trabajo, la familia, la alegría que las otorga la legalidad, el funcionamiento de las instituciones, la justicia, el signo de libertad de ejercer la ciudadanía, donde a pesar de los límites compartimos la esperanza de una sociedad salvadoreña más incluyente. Generaciones de salvadoreños no conocieron más que la visión autoritaria, la negación de los derechos políticos engendró la guerra civil, afortunadamente la paz de 1992 ha permitido disfrutar de la alternancia del poder ejecutivo, condición inédita que ahora tiene sus frutos cotidianos.
La principal bandera del temor cae a pedazos, los argumentos apocalípticos están en bancarrota, los infundios no resisten el examen del tiempo, todo su sistema de divulgación tendencioso perdió sentido al no comprender que la sociedad salvadoreña tiene inteligencia, conoce la historia, diferencia el engaño de la corrupción en manos de un expresidente que huye de la justicia como cualquier delincuente, diferencia la opresión de la dignidad, identifica los nuevos valores del trabajo en una realidad que reconoce el esfuerzo, porque el pueblo salvadoreño ha perdido el temor y ha ganado la dignidad con sus luchas históricas. El próximo domingo 9 de marzo, “el llamado del presente”: significa continuar con esta realidad de transformación social y justicia, trabajar en democracia, construir “ahora” la respuesta al pasado opresivo, ese pretérito excluyente e indignante de antiguos gobiernos llenos de privilegios para sus amigos, gobiernos llenos de corrupción que se apropian del dinero del pueblo. El domingo, tomaré una bandera y asistiré a la plaza llena de color rojo, para salir del pasado y entrar a la esperanza, también extenderé mi saludo de amistad a todos los que no piensa como yo, a fin de cuentas ésta es la nación que amamos.
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Publicado en Diario Colatino 06MAR014