César Ramírez
@caralvasalvador
Cuando los noticiarios identifican a una persona bajo su aspecto racial, se invita a las multitudes al odio, de la misma forma cuando el presunto responsables es identificado como miembro étnico, religioso o lingüístico, esa creación simbólica aparece gratuitamente en los medios masivos y es “aceptada” sin cuestionamiento, así es multiplicada y ampliada a millones de inocentes. Las calificaciones de un grupo étnico presuponen la superioridad del color, de tal forma que la instrucción mediática se convierte en amenaza cuando las personas se encuentran con los individuos (des)calificados; ese sustrato fermenta el odio, la violencia, la justificación del mal, la tolerancia a la discriminación de toda naturaleza, emergiendo el “nacionalismo latente”, se olvida el elemento esencial de la historia y la economía dominante, así cualquier líder canaliza la violencia o frustración hacia las minorías.
El axioma cultural es inconsciente, este argumento antropológico presume el carácter dominante de una sociedad en su período histórico, el escritor Daniel Jonan Goldhangen anota en su libro Los verdugos de Hitler, Santillana 2005: “La mayoría de los blancos que vivían en el Sur de Estados Unidos antes de la guerra civil norteamericana creían que los negros eran, por su misma constitución, intelectual y moralmente inferiores, idóneos como bestias de carga, como esclavos. La población blanca del sur de Estados Unidos era racista en su mayoría, y el racismo determinaba sus creencias sobre el estado legal apropiado de los negros y la manera en que estaban dispuestos a tratarlos”. Pág 13; en Latinoamérica la esclavitud era legal, durante el siglo XVI existió el mercado de esclavos en Andalucía España, ahí convergían otros mercaderes: ingleses, genoveses, florentinos… etc. la legalidad y las instituciones no ofrecían ninguna objeción humanitaria. Ahora siglos después nos enfrentamos a una caracterización del emigrante en Estados Unidos donde su “presidente electo” proclama la creación de un muro, deportaciones masivas, control y exclusión de trabajos “indeseables”, criminalizándoles con adjetivos grotescos… es una expresión del “racismo emergente” contra las minorías.
Es preocupante este estado cultural en muchas personas, se acepta como “verdad” todos los calificativos sobre los emigrantes, pero es un peligroso evento que puede resolverse con el surgimiento de las nuevas nacionalidades en Estados Unidos; si durante el siglo XIX la visión esclavista por opciones económicas justificó una guerra civil, ¿por qué no puede suceder de nuevo en el siglo XXI? Estas nuevas nacionalidades no serán por el color de la piel, ni los calificativos discriminatorios sino por una nueva legalidad, un nuevo pacto económico-social, incluso por el fraccionamiento territorial, así sucedió en tiempos pasados…el costo es un desastre humanitario.
Las nacionalidades surgen por la identificación de las libertades, aparecen por la opresión de los señores feudales contra los villanos (habitantes de la villas), el agotamiento del modelo productivo, la corrupción, la imposición de impuestos, la rebelión de los esclavos (súbditos), el colapso de los medios de producción con las relaciones sociales de producción… etc. ¿Acaso no fue así la Historia de los Estados Unidos contra Inglaterra?. Las nacionalidades surgirán bajo la bandera de un nuevo modelo económico y legal, que será quizás el último recurso para impedir el holocausto nuclear y el fin del ahora denominado Estados Unidos de América.
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