César Ramírez
@caralvasalvador
Hace aproximadamente 25 años la idea defendida y divulgada en el mundo era la globalización, fue una época que proclamaba el libre comercio, las negociaciones, las zonas comerciales integradas, incluso el aliento a la emigración para trabajos agrícolas etc. pero no era como Europa con una unión sin fronteras, con libre tránsito, una sola moneda, comunidad política, comercial e incluso ciudadanía europea. Mientras en el continente Americano el libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México alentó la economía, inversiones extraterritoriales norteamericanas, facilidades de bienes, importación y exportación de capitales, que beneficiaba a millones de personas de las tres naciones, dos décadas después esta amalgama del capitalismo llega a su fin, con ello el sueño de eliminar barreras comerciales, libre tránsito fronterizo hasta unos kilómetros dentro de territorio extranjero, beneficios para los trabajadores e incluso objetivos medioambientales como ríos que comparte las fronteras que ahora son motivos-comerciales de la nueva administración norteamericana.
En El Salvador la guerra de los años ochenta había contribuido con un millón de salvadoreños a la economía norteamericana en labores agrícolas, servicios, cultura etc., que era y es una demanda de Estados Unidos; hablamos de hace treinta años, ahora en el siglo XXI, la generación de trabajadores evolucionó hacia la integración social de nuestros compatriotas, así como mexicanos y en general muchos emigrantes que son ciudadanos con hijos o nietos de tercera generación, no pocos con aumento notable de su condición educativa, bienes, capacidad política o calidad comercial, con prosperidad en tres generaciones. Me parece que los tratados de libre comercio han beneficiado a la región, pero estos han llegado a su fin, el producto siempre favoreció a los norteamericanos por el retorno de capitales, -a pesar que algunos dicen lo contrario- las empresas automotrices norteamericanas se refugiaron y resucitaron durante la crisis del 2008 gracias a la generosidad de México, la emigración en Estados Unidos tanto de salvadoreños como otros latinoamericanos han aportado económicamente con sus impuestos, servicios, acumulación económica y en general la inmensa mayoría de los millones de emigrantes no son criminales, ni traficantes, nada de las falsedades propaladas por engañosas campañas políticas.
Es el modelo capitalista y su demanda laboral la que desencadena la emigración, por ejemplo: los estados Pennsylvania, Ohio, Michigan y Wisconsin han disminuido su población y pronto necesitarán a nuevos empleados. Si ha fracasado el modelo de libre comercio, éste no se debe a la emigración de trabajadores, sino a la concepción equivocada del capitalismo. Es un mal presagio, puesto que entonces tampoco funciona la Unión Europea, el bloque comercial asiático o las futuras integraciones económicas, así la realidad es poco alentadora. Sobre este tema también existe la posibilidad de las negociaciones ¿pero a quién favorecen estos convenios? es como si de pronto terminara un esfuerzo colectivo de economistas, banqueros, ingenieros, agricultores, industriales, políticos que trabajaron por modernizar el capitalismo y beneficiar a los trabajadores… pero estaban equivocados; ahora parece que los emigrantes-trabajadores y su misión es un crimen, pero olvidan que esa acción es por sobrevivencia al capitalismo que ahora les excluye, un capitalismo que ahora levanta muros contra la humanidad por su pobreza y profundiza la exclusión del primer mundo.