Derecho en tiempos del crimen organizado
César Ramírez
@caralvasalvador
La justicia en nuestra nación quizás debe evaluarse por las sentencias de los jueces, los cuales a fin de cuentas, colocan la balanza de su criterio en valores universales: “la libertad, la bondad, la justicia, la igualdad, el amor, la responsabilidad, la honradez, la solidaridad, la verdad, la valentía, la amistad, el honor y la paz” -Significados.com – esta situación ahora debe observarse dentro de la problemática delincuencial en la nación 2017; la pregunta esencial es si estos sujetos que cometen atropellos contra los derechos humanos, que no tienen valor alguno a favor de sus víctimas, ni aceptan la legalidad de la República pueden gozar del criterio de “presunción de inocencia”, y si a pesar de cumplir condenas aún conservan derechos en los centros de reclusión. En general el estado de nuestra legalidad es preocupante y es un mal crónico, debido a que sufrimos de este flagelo desde hace treinta años, evento que coincidió con los últimos años de la guerra y principios del Acuerdo de Paz; si sumamos tiempo hubimos de transcurrir veinte años de gobierno de derecha y apenas llevamos siete de gobiernos de izquierda, con una resultante innovadora en los últimos dos años de El Salvador Seguro, que ha producido un significativo evento de prevención y conflicto con grupos armados irregulares con sus diferentes variantes criminales, pero al menos existen estadísticas verificables que pueden medir el avance contra el fenómeno que nos afecta. Debemos preguntarnos si es cuestión de erudición hablar de valores, de elementos básicos de filosofía (valor, templanza, justicia, prudencia) o son artefactos arqueológicos para los doctores en filosofía, mientras la multitud apenas conoce el valor-de-uso de los dólares que le extorsionan cada mes.
Si el problema es comunicar valores debemos iniciar una evaluación sobre los contenidos de los medios de comunicación, la divulgación de series de primer mundo, las mentiras cotidianas de personalidades que aparecen en las pantallas de televisión con una retórica estéril y contaminada de opciones políticas, sin que ello contribuya a resolver los problemas esenciales de la sociedad ¿vivimos en la decadencia social y la jurisprudencia?... no lo creo, puesto que a pesar de todo poseemos un grado superior a la guerra civil del siglo pasado, no obstante, el constante irrespeto a la vida la recuerda. La justicia en esta situación me parece tan dividida como la opción de los partidos políticos, mientras los abogados de la oligarquía exponen sus argumentos culpando a los pobres de todos los problemas, los abogados del pueblo al menos intentan que la justicia funcione a favor de los más vulnerables, si eliminamos los calificativos a la Justicia, ésta parece una niña de la calle. El caso de la Fiscalía es singular, unos la culpan que dispara para un solo lado, con dados cargados apuesta “doble contra sencillo” que tienen a los malos, mientras otros personajes son intocables, en paralelo los más notorios son acusados de traición “política”.
Si el problema son los testigos, si el problema antes era la “declaración extrajudicial”, si aún es posible rescatar a la justicia de los limbos de las escuelas de jurisprudencia, entonces debe concretarse a corto plazo. La justicia no puede ser rehén de grupos delincuenciales.
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