Caralvá
El precio del combustible fósil no disminuirá y en los próximos meses o años aumentará dramáticamente. De ahí la urgencia de construir un Acuerdo Nacional sobre un tema que interesa a todos, por las graves implicaciones económicas en general.
El precio del petróleo no disminuirá porque la demanda supera a la oferta, además porque el descubrimiento de yacimientos y su explotación no tienen el mismo ritmo que la demanda mundial, en otras palabras es probable que la generación del 2008 vea el fin de este combustible en su ancianidad, cuando sean abuelos y cuenten a sus descendientes estas anécdotas dramáticas.
Hace unos meses anotamos que un Acuerdo Nacional sobre el tema y la crisis económica en general, debe tratarse con la misma seriedad que una catástrofe nacional y regional, porque este elemento en su dinámica mundial implica a las fuerzas productivas y la clase política, con decisiones estratégicas más allá de una administración gubernamental.
Los expertos pronosticaron que esta famosa curva del petróleo (Curva de Hubbert –Peak Oil-) llegaría en el año 2010, pero algunos aseguran que ese futuro desastroso es hoy.
El agotamiento de este recurso implica el inicio de un cambio cultural mundial, desde compartir el auto por las distancias, hasta nuevos modelos energéticos, desafortunadamente para estos cambios se necesitan recursos y una clase dirigente que visualice nuestro futuro en los próximos 15 años, con una alta cuota de cultura política, pero los resultados de los pasados 15 años son poco alentadores.
Esta crisis comienza a dar muestras de tragedia, porque la brecha económica entre los países de primer mundo y el resto de la humanidad con todos sus mundos, en lugar de acortarse se alejará definitivamente, los recursos de las naciones pobres están derivando hacia la cuota petrolera en lugar de la inversión pública, de esta forma se masifica la pobreza.
En este círculo vicioso la emigración como respuesta a la pobreza que al menos alivia a las familias individualmente, ahora se criminaliza en Europa y en Norteamérica sin distinción alguna, enviando el mensaje geográfico de un nuevo racismo económico, de consecuencias fatales para los trabajadores del mundo.
Deberíamos preguntarnos si este no es el preludio de un conflicto mundial (armado) por los mercados internacionales y sus fuentes energéticas.
En todo caso nos acercamos a un vertiginoso cambio cultural, el cual podría ser orientado con recursos antropológicos y un Pacto Nacional hacia una nueva agricultura, nutrición, medios de producción etc.…
No hay soluciones fáciles a estos acontecimientos, pero la clase política al menos en estos temas de largo plazo debería dar muestras de su visión de nación.
Colatino+Caralvá
acuerdo nacional ante crisis del petróleo
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Acuerdo Nacional para el desastre