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asesinato en el barrio

  • Asesinato en el barrio

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    Caralvá

    El barrio es pobre, con pequeñas distinciones entre cada familia. Dicen que es un barrio pobre porque vivimos al borde de una carretera, donde transitan autos las 24 horas, además el barrio se extiende y crece, llegan personas desconocidas, jóvenes que hablan inglés, tan mal vestidos y descuidados como las casas del barrio, muchos hablan en tonos bajos de: “dar de baja” (muerte), se dirigen a otros como batos, hablan de rifarse el barrio y que son los buenos, que “protegen” y piden “coras”, las famosas quarter dollar o 25 cents.
    Existe de todo en el barrio, personas que trabajan muy duro y otras que viven en ese vacío que da temor con su silencio tenebroso. El barrio respira pobreza y esperanza, vivimos entre los límites de esta sociedad. Somos parte de la zona fronteriza entre una mara y otra, no sabemos donde inicia una y termina la otra, existe esa lucha que identifica a unos y a otros, ambos grupos tienen extraños rituales violentos para incorporar a los jóvenes al círculo del mal.
    Me llaman Sega y a mi hermana Sovjo, solo nos llaman así, como en cualquier lugar, nuestros nombres no dicen nada, por alguna razón cargamos con esos sonidos cortos.
    Somos hermanas, bastante parecidas, porque nuestros tonos de piel son distintos y físicamente Sovjo tiene más altura, pero a pesar de las diferencias disfrutamos del barrio; disfrutamos la tele y compartimos las pequeñas cosas, mi mamá es madre soltera, con lo necesario para llegar a nuestros 16 años.
    Durante estos años hemos visto de todo, amigos que se van a Estados Unidos, familias que son tragadas por el río, la tierra saltando y destrozando casas, velorios en plena calle donde regalan café y semitas pachas, lluvias que oscurecen el sol con tanta agua que terminan convirtiendo los muebles en balsas y a los perros en focas.
    A nadie parece importarle nuestra suerte, vivimos acá igual que los sopes o los pericos, agarrados de los barrancos con nuestras uñas, pero saludando al sol. Los domingos asistimos a misa, con nuestras mejores ropas en ocasiones aún húmedas y con olor a perro mojado.
    A Sovjo la “perrean” de la mara MS, que son igual a los de la mara 18, solo se distinguen por sus tatuajes o sus señales, pero los dos llevan armas. Ter es un amigo de Sovjo de la mara MS, tanto que pasan las tardes juntos viendo los autos que pasan, pero el Drilo que es de la “18”, se ha acercado mucho a mi hermana los últimos días. Sovjo le dijo al Ter que Drilo la molestaba, un día por la tarde, un grupo de amigos de Ter agarró a balazos a Drilo, que murió al instante. El barrio estaba lleno de policías y nadie vio nada, parece que no es inteligente decir todo en estos barrios donde la muerte camina a tu lado. El tiempo pasó y aquello parecía olvidado.
    Tiempo después, vi dos “negros” (individuos no de color, sino desconocidos y vagos sin rumbo) por la zona, no les di importancia y continué mi camino; aún estaba lejos de casa, de pronto dos “individuos” se pararon frente a mi y desenfundaron sus armas, pero uno de ellos dijo: “no, no es ella”… entonces corrí, con la angustia de ver a Sovjo, pero escuché unos disparos, todo es confuso y puedes oler la