César Ramírez
@caralvasalvador
El uso de la informática para dañar la imagen de personas, instituciones o cualquier iniciativa civil o política, es una herramienta subterránea y es un delito que cometen personas particulares o empresas privadas dedicadas por encargo de terceras personas, es necesario afirmarlo: el terrorismo cibernético es un delito, tanto para los creadores como para los replicadores (influenciadores) dedicados a promover imágenes negativas. El delito informático (es la herramienta que usa métodos, técnicas, masivas etc. en forma digital para desarrollar circuitos de internet, teléfonos móviles, usos de datos etc. con el objetivo de denigrar o beneficiar la imagen de una institución o persona, por medio repercusiones masivas de redes sociales así como en diversos medios de comunicación periodísticos, televisivos, radiales, etc., su objetivo es transformar la opinión pública con el objetivo antes citado. Para lograr estas proyectos se usan troles que son en esencia personajes anónimos tras una publicación provocadora que tiene la intensión de molestar, dañar o destruir a otra (institución, grupo o persona) buscando la reacción emotiva de los usuarios o lectores enfrentando a los receptores de dichos mensajes… en todo caso la desactivación de este mecanismo es simple, no responder a éstos personajes subterráneos cobardes y anónimos. Los recientes casos de empresas e individuos dedicados a estas operaciones demuestra la debilidad de la sociedad jurídica, que no posee una ley para proteger a los ciudadanos de estos ataques desde una computadora o una red de mercenarios cibernéticos. “Un delito informático o ciberdelito es toda aquella acción antijurídica y culpable, que se da por vías informáticas o que tiene como objetivo destruir y dañar ordenadores, medios electrónicos y redes de Internet” –wikipedia- añadiendo a esta condición la novedad que empresas “privadas” a sueldo se dedican a estos oficios disfrazados de marketing comercial o político, pero que usualmente son financiador por grandes capitales; similares a las antiguas entidades de propaganda negra que motivaban al fanatismo y la violencia. En la interfase –similar a los mediadores entre un trol y el receptor o las redes de amigos o amigas etc.- se encuentran los “influenciadores” que replican las notas, opiniones, imágenes, documentos, etc. de los troles, ellos según universidades extranjeras son sujetos que reciben dádivas, regalías o salarios por dicha acciones, de tal forma que se convierten en pequeños asalariados-mercenarios que en forma piramidal están al servicio de la cadena (negativa o positiva de opiniones), condición notoria usualmente en proyectos políticos o temas de interés nacional; incluso se usa para dañar negocios de empresas privadas para disminuir la oferta de potenciales compradores de productos comerciales. Los delitos informáticos que la Organización de Naciones Unidas (ONU) reconocen son: Fraudes cometidos mediante manipulación de computadoras, manipulación de datos de entrada, daños o modificaciones de programas o datos computarizados; además otros organismos internacionales reconocen la pornografía infantil, suplantación de identidad, fraudes comerciales por uso de datos falsos, etc., como quiera que sea en nuestra nación es la jungla, aún es una región con vacíos sobre este tema, la Fiscalía General de la República debió intervenir en casos que han dañado la imagen de muchos ciudadanos, el ciberterrorismo es un delito, al igual que quienes financian y promueven estos mecanismos.
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