Caralvá
Depresión Económica “DE” en general es: una caída en la actividad económica, baja de producción, aumento del desempleo y falta de liquidez.
”DE” y G20 es la conjunción de nuestros destinos en estos tiempos difíciles.
En los siguientes meses la “DE” que se proyectará sobre nuestros trabajos y proyectos comerciales, incluso en las más leves acciones de intercambio familiar. El próximo 15 de noviembre en Washington Estados Unidos, la suerte del mundo la decidirán: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido. España, Unión Europea, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Rusia, Sudáfrica y Turquía.
Anuncios previos a este crucial evento indican que sus resoluciones se orientarán hacia reformas en los organismos multilaterales y un nuevo modelo de regulación financiera internacional para contener la tenebrosa depresión.
En realidad el problema lo heredamos las naciones del tercer mundo que a pesar de cumplir con lo mejor de nuestros empleos y esforzarnos por superar las metas, nos convertiremos en desempleados por la codicia, la corrupción y la maldad de individuos irresponsables que solo pensaron en su bienestar, sin control gubernamental alguno.
La corrupción también mata.
Nosotros observamos el avance de esta crisis, con datos significativos: algunas empresas en los últimos trimestres no tienen expansión, la inversión deja de fluir, aumenta el número de despidos bajo cualquier pretexto (edad, jubilación, reestructuraciones, clausuras de puntos de negocios, incluso por rivalidades personales, viejos ajustes de cuentas por enemistades profesionales), disminución de nuevos productos, restricciones en los servicios en la planta productiva, el mantenimiento de equipos se deja para el próximo inventario etc... Estas limitantes contraen a toda la generación de empleos indirectos, que ya expresan problemas por la recuperación de su capital de trabajo… no existen nuevas contrataciones y si existen su salario es la tercera parte del personal despedido.
El panorama es sombrío y desalentador.
Joseph Stiglitz premio Nobel pidió involucrar a las Naciones Unidas en el problema de la crisis mundial: “Para cumplir con estas nuevas responsabilidades deben producirse reformas en las relaciones entre Naciones Unidas y Breeton Woods, así como en las entidades reguladoras para aumentar la posterior responsabilidad de la comunidad internacional”.
Expertos han señalado que tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional, no están a la altura de las circunstancias en estos momentos de crisis para ayudar a las naciones del tercer mundo.
Así las circunstancias, el diálogo entre los sectores políticos debe concluir en acuerdos nacionales, el diálogo de la Iniciativa Privada con los sectores políticos no puede postergarse porque los trabajadores son la primera línea a ejecutar, diálogo con acuerdos de todos los sectores políticos con los bancos y entidades financieras internacionales porque el problema no tiene solución a corto plazo, en estas circunstancias la unidad nacional debería ser la mejor respuesta a la “DE”.
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“DE” y G-20