Caralvá
Las diferentes expresiones individuales y sociales, son características de una nueva sociedad, vemos en el escenario la Justicia, con signos de crisis por los cuatro costados, pero el principal elemento es el clamor de las víctimas de tanta injusticia que no tiene salida institucional, víctimas históricas, víctimas de extorciones, un rosario completo de violencia contra la mujer, asesinatos de jóvenes etc., la justicia no ve al frente sino a los costados, con fallos escandalosos donde las víctimas son las culpables y los culpables son inocentes. Esta condición genera una violencia oculta, genera el descontento popular donde poco falta para hacer justicia por la propia mano de los oprimidos. Nuestra historia reciente con apenas veinte años de paz social, requiere un cambio en el modelo jurídico, el clamor popular lo pide desde el sitio que ocupan las víctimas coaccionadas, los jóvenes obligados a renunciar a sus estudios, los que tienen que emigrar forzados por las amenazas y este clamor puede ser escuchado por las calles de las ciudades, donde el peligro se encuentra en las veredas cantonales, con muestras de ilegalidad de las bandas organizadas. La Justicia debe reformarse, el respeto a la vida debe ser el primer eslabón del cambio, no podemos permitir que esta sociedad que tanto ha costado a los salvadoreños termine en la decadencia material y espiritual que parece que nos acecha a cada paso. Así como la Justicia, la economía, la salud, la educación, agricultura, son motivo de preocupación de la ciudadanía, puesto que la vida de los jóvenes con sus proyecciones se deteriora rápidamente, pero esto es parte de la herencia para cualquier gobierno, mientras que para nosotros los ciudadanos, proponer reformas constitucionales debe ser el objetivo estratégico.
En la construcción de nuestra nueva sociedad democrática encontramos nuevos conceptos: pandillas, narcotráfico, crimen organizado, extorción, territorios de maras, grafitis que lesionan la propiedad habitacional etc., se trata de fenómenos sociales que necesitan soluciones, no solo a un Estado fuerte, sino también a la ciudadanía, quizás también a terceras naciones, así la referencia de nuestra sociedad civilizada debe construirse de nuevo contra la barbarie, que trata de imponerse en nuestras calles y barrios.
Construir justicia, derecho ciudadano, reformas para proteger a la ciudadanía es parte de nuestra realidad, para resolver el gran dilema de nuestra sociedad entre: profundizar las reformas democráticas y eliminar a las bandas criminales o condenarnos a la inestabilidad y aceptar la destrucción de esta sociedad democrática: barrio por barrio y municipio por municipio.
Un diálogo de la película Casablanca, acontece cuando un grupo de nazis pregunta al dueño del Rick´s Café Americain: ¿cuál es su nacionalidad?... Soy borracho, responde Rick Blaine; algo parecido sucede en nuestra sociedad, cuando se interroga a los antisociales..
De nuestra sociedad en construcción cada paso se iniciará y terminará como los modelos clásicos políticos, desde las unidades básicas de los barrios y los municipios, así como las democracias, así deben construirse de nuevo las reformas para erradicar a las organizaciones criminales.
Los fenómenos sociales de esta naturaleza también muestran la desorganización y rezago en el tratamiento preventivo de la violencia, pero aún es tiempo de reformar dentro del marco democrático las leyes que cambien el rumbo de la historia actual.