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insurrección

  • Bicentenario 1814-2014: La República y Primera Constitución Salvadoreña

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    César Ramírez

     

    @caralvasalvador

     

    Los conceptos fundacionales de “La República” y nuestra primera Constitución están referidos en el magno evento del 24 de enero de 1814, estos aportes de criollos e insurrectos son referidos por las autoridades coloniales cuando nuestro continente luchaba por su Independencia. El concepto República surge de este momento popular e insurgente, aquélla noche Juan Manuel Rodríguez pronuncia las órdenes: “a las cinco de la mañana cerrarán todas las bocas calles de La República”, así se escribe la Historia Patria, bajo un modelo que rompe con el esquema colonial y concibe una realidad diferente; el presente rechazando el sistema del imperio español. Los críticos de esta tesis pueden argumentar que la República fue fundada casi diez  o más años después,  pero se olvidan que este modelo republicano con sus tesis y representaciones son proclamadas en este instante, puesto que nunca antes de este día se reclama “un cuerpo político”, “una causa política” o una réplica de las revoluciones burguesas del siglo XVII y XVIII con sus causas comunes hacia el pueblo, de cualquier forma ese día se inicia un modelo político orgánico, que acumula la personalidad histórica salvadoreña. En ese mismo evento acontece el nacimiento de la Primera Constitución de La República… estas son las palabras del informe del Fiscal de Indias : “Que reducido a  prisión D. Miguel Delgado, hermano de D. José Matías; D. Juan Manuel Rodríguez, alcalde primero constitucional; D. Santiago Celis, Síndico y Crisógeno Pérez, regidor, se encontraron en los papeles del primero la carta citada ya, escrita a (José María) Morelos, el borrador del bando que habían acordado publicar los inquietos y otro de los capítulos principales de la nueva Constitución que pensaban sancionar, fundada en dos bases: 1ª que la soberanía había de residir en el pueblo; 2ª que tres individuos de ella llamados cónsules formasen un tribunal ejecutivo, siendo general en jefe el primero, ministro de gobierno el segundo, e intendente el tercero”. En esta secuencia el Capitán General José Bustamante y Guerra dice: “el espíritu de la insurrección avanza a largos pasos; los planes de 814 han sido más malignos que los de 811, y si en las primeras conmociones se fijaron en puntos determinados, en la última se avanzaba a meditar en una Constitución formal de Independencia”. República y Constitución son producto de la Insurrección Popular la cual tienen ahora una vigencia extraordinaria, es la vigencia de la Historia, es el cuerpo político que constituye nuestro Ser Nacional. En este evento fallecieron los patriotas: Faustino Anaya, Dominguito y herido Domingo Lara. De Faustino Anaya el Intendente José María Peinado anotó: “El Comandante de la patrulla les gritó que se contuviesen; pero como venían furiosos, tirándoles de machetazos y hasta coger la bayoneta al Sargento Paredes, un zambo, gran insurgente llamado Faustino Anaya, mandó que se hiciera fuego la primera fila, con la cual este y otro (murieron) y quedaron varios heridos”, de esta forma un evento social es sellado por la sangre del pueblo, en aquella sociedad de castas, zambo era el hijo de negro e india, de tal  forma que las crónicas resaltan a los afrosalvadoreños en las luchas populares, al igual que en 1811. Encontrarnos a doscientos años de tan magno evento, nos permite construir la Historia, en una sociedad que trabaja por ser: incluyente, democrática, plural y con valores históricos hacia un futuro optimista. www.cesarramirezcaralva.com

     

     

     

  • 1814-2014 Bicentenario del II Grito de Independencia

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    César Ramírez

     

    @caralvasalvador

     

    El próximo 24 de enero de 2014 será el Bicentenario de un acontecimiento histórico que nos orgullece como nación, nuestro pueblo muestra al mundo su firme determinación de independencia bajo cualquier circunstancia, la sed de libertad en diversos aspectos: desobediencia civil, organización, foros de opiniones políticas, libertad de imprenta, estos elementos se deben a la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812. El Capitán General del Reino de Guatemala José Bustamante y Guerra informa a sus Superiores del acontecimiento de 1814: “En los pueblos que se conmueven para libertarse de alguna vejación determinada, removida la causa de la inquietud, se establece al momento la calma y se gozan todas las dulzuras de la paz. En los que se agitan para declararse independientes, las medidas generosas, tomadas para remover las causas que se pretextan, no cortan la raíz el mal, y los inquietos se aprovechan de ellas para allanar su inicua carrera. Se quitó a San Salvador al europeo que los mandaba como Gobernador intendente; se concedió (indulto) absoluto a autores del primer movimiento, se nombró jefe político a un criollo hijo de esta capital; se les dio la constitución más liberal que podía necesitarse; se les declararon derechos que no conocían ni deseaban anteriormente. Los resultados no han sido, a pesar de esto, los que debían esperarse. Se disputa con furor, dice el jefe político, sobre la constitución; los pueblos parecen academias; apenas será en el vecindario el uno por ciento el que merece absoluta confianza; el espíritu de la insurrección avanza a largos pasos; los planes del 1814 han sido más malignos que los de 1811; y si en las primeras conmociones se fijaron en puntos determinados, en la última se avanzaban a meditar una constitución formal de independencia. Vivo sigue en América  el sentimiento interno de libertad; y al mismo tiempo se ha abusado del derecho de elección concedido a los pueblos, haciéndolo en los de peor nota, en los sospechosos, o por lo menos en los de concepto muy dudoso; se ha abusado de la autoridad dada a los ayuntamientos, pretendiendo éstos extenderla aun a departamentos que notoriamente no les corresponden y tomando un tono de superioridad muy ajeno de su instituto; se ha abusado de la institución generosa de las diputaciones provinciales, intrigando para que sean unas pequeñas cortes;  se ha abusado de la libertad de imprenta, publicando papeles que esparcen semillas venenosas, cuya vegetación será algún día muy difícil embarazar…” así calificaban las autoridades coloniales las legítimas aspiraciones del pueblo: “La clase de los que se llaman principales ha sido en efecto la primera que manifestó  ideas subversivas y  principios dañinos al sistema de oligarquía, a que aspira. Comienzan al presente a manifestarse en la clase media a la cual era natural que se comunicasen, pero puede decirse que en lo general no han penetrado hasta ahora a las clases ínfimas; y éstas se han conmovido en algunas provincias, ha sido sin duda porque como autómatas infelices se mueven según la dirección de las manos que los impelen”… se justifica la represión y se otorga a San Salvador la iniciativa insurreccional: “La historia de la presente revolución de América: Quito, Caracas, Nueva España y otras infortunadas provincias ofrecen ejemplares en abundancia; y en esta capital de Guatemala, en Granada, en León, en San Salvador, se presentan reincidencias tan escandalosas como tristes”. Aquellas palabras son el reconocimiento de nuestra tradición insurreccional libertaria.