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los futuros 20 años

  • Esa diabólica decisión

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    Caralvá

    Nuestra sociedad salvadoreña está cambiada repentinamente, algunos la consideran una “sociedad de consumo”, pero aún estamos muy lejos de constituirnos en una nación industrializada y liberal. La población ha crecido desde el Acuerdo de Paz, pero en forma simétrica la emigración hacia Estados Unidos no disminuye, a pesar de los peligros que esta acción implica. Algunos cambios sociales son las concepciones tradicionales de la familia, ahora las madres son jefes de familia mientras los hombres buscan empleo en el Norte del Continente o simplemente no continúan el nexo nuclear. Las mujeres pueden realizarse profesionalmente en muchos campos del liberalismo económico y político. Es muy alentador el signo de la expansión de cobertura de la Seguridad Social y los avances en la prevención de epidemias, a pesar de los graves incidentes provocados en períodos preelectorales. Existen manifestaciones primitivas que impiden la educación sexual de los jóvenes. De igual manera se importan signos de violencia por las deportaciones de Estados Unidos. La clase política no da muestra de elevar su nivel de “cultura” manejando el mismo discurso: amigo-enemigo de hace 30 años. El espectro religioso pasa a ser una alianza electoral, esta intervención aumenta el grado de polaridad, mientras los fieles son instrumentalizados a favor de poderes temporales.
    Bajo estos criterios la mesa empresarial mencionó algunos temas: “¡Pensemos en los siguientes 20 años!, las elecciones podrían ser ganadas por la oposición, siempre y cuando, no se empeñen los opositores en perderlas con acciones que comuniquen desconfianza a la empresa privada. Un candidato aceptable no cambiará las reglas del juego capitalista.
    Todos los partidos tendrán problemas con su financiamiento, excepto uno…porque no es lo mismo bolsearse para una campaña, que sacar el dinero de la caja chica de la empresa… los dueños de los grandes bancos, ya no lo son y las grandes empresas están vendidas a capitales externos. Hay tanto dinero que no se sabe que hacer con él, “nunca en la historia de El Salvador ha existido tanta liquidez”, porque los propietarios del capital son simplemente capitales internacionales.
    Pero en una campaña electoral, el miedo ya no funcionará. Acá no funcionará el miedo si gana o pierde un partido, porque ya no hay nada que perder, ya todo está vendido…así ya no es un interés de una sociedad nacional, sino los intereses internacionales, que no temen en absoluto un cambio de gobierno, como ha sucedido en Chile, Brasil, Argentina, todo es cuestión de viabilidad nacional…
    El capital no entiende de posiciones ideológicas, entiende de negocios viable o inviables, de estabilidad, no interesa si gana uno u otro, no existe espacio para la moderación política, eso significa que la línea intermedia está condenada a fracasar, por lo tanto, si gana la oposición y revierte todo no importa, el sistema puede soportar presiones de cualquier tipo de gobierno.
    ¿Quién en su sano juicio confía en el fideicomiso? Si gana la oposición declarará que eso no vale nada, por medio de otro decreto. El peor escenario es que gane la oposición, en ese caso, los banco manejarán el sistema como una caja chica, sin temor, porque la verdadera amenaza es el sistema de pensiones, esa diabólica decisión de no transferir los fondos del Estado, esa es la real amenaza…”

    www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3649