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oligarquía lucha por privilegios

  • Las enseñanzas de la crisis institucional

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    Caralvá

     

    Apegados al derecho, a la Constitución de la República, la clase política tiene como principio lo escrito en la Carta Magna, los fallos de la Sala de lo Constitucional son inapelables, de modo que si los acuerdos son posibles las partes compartirán el deseado camino de la paz, no obstante este conflicto demostró que la violencia puede desencadenarse rápidamente: el daño del monumento a Monseñor Romero, la golpiza a ciudadanos que no vestían de blanco, los cánticos pidiendo la muerte de los adversarios etc…ello evidencia la intolerancia a opiniones diferentes, demuestra que prevalece el carácter supremacista sobre opciones democráticas, como si la única forma de superar las diferencias se encuentra en la muerte del adversario. La desconfianza política que se exhibe en cada proceso electoral, ahora se expresó en toda la línea de comunicaciones masivas, este proceso develó el espíritu vigente de la guerra fría e insultó a nuestros procesos democráticos, no obstante la desconfianza puede superarse al estructurar equipos de trabajo entre los sectores diversos, en otras palabras: “compartiendo el poder, gobierno, administración, municipalismo etc”, de otra forma la democracia es decorativa y con carácter suicida en cada momento que la interpretación jurídica no se acomode a los grupos de poder. Ahora los acuerdos apegados a la Constitución al menos implican nuevos reacomodos posibles para superar este clima de parálisis jurídica con procedimientos democráticos. Durante este evento sin precedentes, al menos la crisis no terminó con el camino conocido de la ruptura constitucional de otras épocas, de la misma manera que reflejó el interés de naciones extranjera en la estabilidad de la nación, el conjunto de estas situaciones manifiesta la débil democracia que vivimos, la clase política siempre tenía la llave de la solución: democratizar en profundidad las instituciones y compartir el poder; parece cínico, pero aún no llegamos como ciudadanos a consulta popular o plebiscito para Reformar la Constitución o incidir en estos temas trascendentales. No podemos dejar de lado la historia del derecho nuestra nación para pronunciarnos sobre el tema constitucional en pleno siglo XXI, bajo una pregunta fundamental: ¿Cuál es el principio que defienden los partidos políticos? ¿Cuál es la condición de honor entre los sectores que disputan la interpretación de los fallos constitucionales?. Estas respuestas las encontramos en la evolución de los acontecimientos, la alineación de los sectores de opinión, las abiertas exposiciones de diversas instituciones, de igual forma los sectores de la sociedad civil: universidades, asociaciones, gremiales etc.  Al menos esta crisis deja al descubierto la desconfianza política entre los actores principales, a pesar de vivir en paz bajo un gobierno de izquierda y efectuar elecciones en ciclos periódicos estos procedimientos no son suficientes, el inicio de los acuerdos entre partidos inicia bajo el signo de abandonar los principios ideológicos, elemento clave para todo entendimiento, entonces emerge lo posible: una realidad urgente para reconstruir la democracia en la nación.

     

    www.cesarramirezcaralva.com