Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

Asesinato de un joven religioso llamado César

Asesinato de un joven religioso llamado César

Caralvá

Hemos terminado nuestro noviazgo, la vida parece que asfixia mi destino. El recuerdo hiere y me encadena a su nombre.
Me aferro al buen Jesús en este sufrimiento y por eso me acerco a las iglesias, por las noches me consuela el recuerdo de muchas reuniones. Jesús debe estar por algún lugar de las iglesias, en los silencios de los templos y los sitios de oración, no puede estar lejos, yo recorro esos caminos porque un día seré predicador de su palabra.
Durante estos años he impulsado el albergue de San Vicente, visitado cárceles, promovido el apadrinamiento de los niños con la ayuda de amigos de otras naciones.
Pero ahora combate en mi corazón, el recuerdo de ella y mi fe, estos últimos 5 años he estado a su lado y no puedo olvidar su sonrisa… ella vive en mí.
A pesar de nuestras diferencias, no puedo soportar su ausencia.
Hago mi mejor esfuerzo por olvidarla, realizó con mi entera voluntad el ejercicio de entregar mi alma al Creador y no supero su ausencia, las fuerzas me abandonan.
Este sábado 3 de diciembre ella tiene la cena anual de la empresa, un lugar cercano a la exdiscotec Luceiro. Ese es un momento propicio para verla, me impulsa el recuerdo de su sonrisa. Decido ir por ella. La distingo entre la multitud.
Hablé con ella, me escuchó con la paciencia transparente que la acompaña, se preocupó por mi salida nocturna y recomendó mi regreso a casa, era media noche. Su distancia me aleja de la felicidad.
Decido entonces caminar por la ciudad de San Salvador, este día sábado 3 de diciembre de 2005, a lo mejor ya es 4 de diciembre y no me entero. La felicidad invade la ciudad, al caminar oro por todos, mi silencio interior pronuncia el nombre del buen Jesús, decido ir a la Iglesia de Cristo, que está sobre la 75 avenida sur, a un costado de la calle nueva No. 1, de la Colonia Escalón, acá existe otra iglesia, la del Corazón de María. Sobre el horizonte nocturno está la plaza de Bernardo O´Higgins, en su placa podemos leer: “en el año de la paz 1992”, con un mensaje del pueblo chileno...
César caminó hacia su punto de congregación, pero sus pasos fueron interrumpidos por un par de jóvenes que sin mediar palabra le dispararon en 5 ocasiones, sobre la 75 Avenida Sur frente a la cancha, un pick-up abandonó el lugar, mientras César mortalmente herido fallecería minutos después.
Tenía 24 años, estudiante universitario aspiraba a ser pastor de su Iglesia Bautista.
No le conocí.
Le vi respetuosamente a través de la ventanilla de su ataúd en la funeraria.
Aquél día, una amiga nos comunicó la noticia.
Ella nos relató esta historia. Mencionó que tenía un hermano gemelo, destacando el sentido de iniciativa de César. Sus compañeros de oración se consolaban afirmando: “así lo quiere Dios”. El dolor a pesar de todo, invadía muchos rostros en la funeraria. Al final, cuando nos despedíamos, llegó el hermano gemelo: Carlos, entonces tienes una sensación de conflicto instantáneo entre la vida y la muerte, era él en otro, eran dos polos de un mismo drama.
Un joven fue asesinado la madrugada del 4 de diciembre de 2005, en su memoria anotamos estas breves palabras.

Los comentarios son cerrados