Caralvá
La triste noticia de la muerte del ex director de la Biblioteca Gallardo, Sr. Miguel Ángel Gallardo Larios nos llena de pesar, debido a su trayectoria que refiere el quehacer nacional en la rama del acervo cultural, ese sitio donde se reproduce el conocimiento nacional e internacional.
Hace años que las denuncias ciudadanas sobre el incremento de la violencia son el pan de todos los días, con mucho dolor observamos este clima que golpea a las personas honradas, trabajadoras, estudiantes, pueblo en general, ¿hasta dónde llegará la violencia irracional?, no lo sabemos pero podemos presumir que hasta el momento en que la supervivencia de la sociedad este en juego, ellos significa varios niveles, puesto que parece que la clase política, el poder económico, las jerarquías institucionales no sienten el peligro en sus residencias, no obstante el daño contra las clases pobre es significativo.
¿Qué hacemos después de quejarnos?.
EL tiempo de espera se agota, ¿los ciudadanos se verán obligados a portar armas de autodefensa como en Estados Unidos de América? ¿repetiremos las escenas del antiguo Oeste? ¿contrataremos seguridad personal para asistir a restaurantes? ¿dejaremos de asistir a los centros comerciales y toda actividad será restringida a casas familiares?... es absurdo.
Desconocemos las circunstancias de este suceso lamentable, pero en cualquier caso ningún ciudadano merece morir a manos de hombres armados en un restaurante, ni tampoco ningún ciudadano indefenso debe sufrir las consecuencias de estas bandas al servicio del dinero o el poder satánico que solo desea destruir a las personas honradas de esta nación.
Los mares de tinta impresos durante años no son suficientes para contener la violencia en nuestra nación, ¿a qué poder debemos invocar? ¿qué recurso utilizar? ¿cuándo pasaremos de la actitud defensiva a la ofensiva?.
Los ciudadanos necesitamos resultados: ¿dónde están los fiscales que defienden al pueblo? ¿en qué etapa se encuentra la ley de extinción de bienes a las agrupaciones ilícitas? ¿las escuchas telefónicas funcionan o no?, parece que por el momento todo esto zozobra, deseamos que nos expongan: ¿cuántos crímenes se han prevenido con ese sistema? ¿es necesario ampliarlo hasta el último nivel de sospechosos? ¿internacionalizar nuestro modelo policial con ayuda de Estados Unidos? Nada mal para nuestra postración civil.
Juan Pueblo que a diario toma un autobús en el centro de la ciudad, tiene historias dramáticas, habla de la inseguridad a su familia, de la exposición de la clase trabajadora, debido a que en estos momentos la seguridad solo protege al poder.
Periódicamente se informa de cateos en los centros penales, se descubren decenas de celulares, laptop, armas etc., ¿por qué no se desactivan las antenas que permiten esos ilícitos? ¿qué defienden las empresas telefónicas con ese tráfico telefónico criminal? ¿acaso solo sus intereses dinerarios, pero promueve el crimen social?... un jefe policial brasileño afirmó en su momento: “un celular en una cárcel es más peligroso que 10 fusiles AK 47 en las calles de Río de Janeiro”. No dudo de esa afirmación cuando en nuestra ciudad la tecnología está al servicio de los delincuentes.
Las palabras no pueden encerrar el pesar de nuestra sociedad por tanto luto social, asesinar a la cultura es similar a proclamar la supresión de todo estado de derecho ciudadano, un suicidio nacional, no debemos caer en la desesperación, pero las autoridades deben actuar… ahora.