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De pueblo a pueblo

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Caralvá

Un punto trascendente de la realidad salvadoreña y los Estados Unidos de América son nuestros emigrantes, no dudamos que sean una moneda de cambio en los discursos políticos en los siguientes meses; aún recordamos las profecías en los medios de comunicación de personajes políticos norteamericanos proclamando potenciales deportaciones si perdía tal o cual partido, años han transcurrido de esas declaraciones y las deportaciones muestran signos dramáticos, incluso con nuestra participación militar en Iraq… las profecías se cumplieron, pero el partido gobernante era el correcto para que no sucedieran, ¿extraño caso?..
Estados Unidos muestra una política migratoria que no muestra signos de reforma alguna, dejando a millones de indocumentados sin esperanzas de refugios temporales. Ante esta dramática situación de los salvadoreños en Estados Unidos cabe la interrogante: ¿nuestra nación impulsa una política exterior internacional por los derechos de los emigrantes? ¿Nuestros compatriotas hacen peligrar puntos sensibles de la soberanía norteamericana? Estos puntos pueden derivar en principios de derecho internacional y de múltiples naciones involucradas, no se puede continuar observando las migraciones como decisiones individuales, porque involucra a millones de personas.
El tema de la deportación pronto se convierte en una estrategia de comunicación política a favor o en contra de un determinado partido político.
Hace años los candidatos presidenciales eran elegidos por sus condiciones pronorteamericanas, identificando a los que no tuviesen esas preferencias como “no elegibles”, al igual que las personas, las instituciones que no tienen gran simpatía con esa nación, son calificadas de cualquier cosa, menos de poseer una opinión independiente. Esta podría ser la bandera a tomar en los siguientes meses como discurso político, un termómetro para futuros candidatos, a los cuales se les calificará de Independiente y defensor de los derechos de los emigrantes o Pronorteamericanos y complaciente de las hegemonías exteriores.
Las deportaciones se convierten en una amenaza a la economía nacional y la sociedad salvadoreña, las deportaciones son golpes brutales a la estabilidad emocional y material de ciudadanos que lo pierden todo en un segundo.
Es tiempo de reconocer que independiente del sentimiento antinorteamericano o pronorteamericano, es necesario pedir a nombre del pueblo salvadoreño al pueblo norteamericano el cese de las deportaciones de nuestros compatriotas, porque cada salvadoreño deportado se suma a esa cadena de personas vulnerables a la esclavitud moderna: narcotráfico, delincuencia, vicio, desempleo etc., condiciones para las que no tenemos defensa adecuada y menos respuestas a corto plazo. Es tiempo de pedir de pueblo a pueblo comprensión para nuestros compatriotas, porque nuestros emigrantes en Estados Unidos solo buscan un empleo digno que en El Salvador no existe.

http://www.diariocolatino.com/es/20070927/opiniones/47531/

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