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Libertades y Conflictos políticos

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Caralvá

En nuestra nación estos esquemas (libertad y conflicto político) se repite en rubros como: reformas constitucionales, religión, moral o derechos biológicos.
La libertad a fin de cuentas es una discusión eterna de la lucha por la igualdad, donde aún no podemos superar las palabras de Douglas Rae: “¿…por qué una sociedad decidirá que sólo algunas cosas se distribuyen en igualdad?... algunos están convencidos que la igualdad social llevará a la igualdad política”.
La luchas por las libertades no son exclusivas de los países pobres, el caso de los emigrantes es a fin de cuentas es un estado de lucha por la libertad de empleo, y sino veamos lo que dice John Rawls: “toda persona que participe en una práctica, o afectada por ella, tiene derecho igual a la libertad más extensa, compatible con una libertad igual para todos”, pero esto es ficción en el status de millones de emigrantes en Estados Unidos y Europa.
La libertad entonces es un concepto a construir, como la paz social, es una eterna convicción que combate la insatisfacción social en cualquier nivel que se encuentre, ya lo escribió Kenneth Arrow: hay ciertas condiciones que ninguna función de bienestar social pueden satisfacer... a esto Arrow le llamó: teorema de la imposibilidad
Para el pueblo salvadoreño el objetivo social es verificar si en este siglo XXI, el concepto de libertad será lo suficientemente fuerte para no causar un conflicto político que termine con esta primavera de la democracia en nuestra nación. Esperemos por el bien común, que la libertad propicie oportunidades para el estado de derecho, donde las leyes a fin de cuentas tengan el mismo peso para todos. Como nación esperamos un constante crecimiento económico, social y cultural, donde el Estado tiene las primicias de responsabilidad pero sin atropellar a los individuos y sus representaciones sociales.
Las mismas palabras (libertad, derechos, proclamas constitucionales, solidaridad) pronunciadas por diversos actores tampoco son las mismas tesis.
Existen algunos criterios que pueden cambiar estas diferentes tesis (potencialmente conflictivas), pero pasan por una plataforma común entre los ciudadanos y los partidos: una de ella es la conciencia del pluralismo político, una condición a considerar sus propias “tesis” políticas como una más entre otras; otra condición que debe afirmarse es que nadie es poseedor de la verdad, otro tema a considerar es: la ideología del Estado Salvadoreño no es la de un partido político; finalmente que ningún partido político es el Estado, a lo sumo los partidos políticos deberían considerarse una expresión para una vía de gobierno, no de perpetuidad social.
Estas premisas aún son un sueño en nuestra realidad, cada partido político se considera depositario del futuro de la nación, cuando en el presente la nación no necesita Mesías, sino una mayor cultura democrática, no se necesitan partidos políticos que consideren al Estado como su patrimonio exclusivo, sino partidos incluyentes que bajo cualquier condición consideren a la nación el hogar de todos, antes que su patria particular..

http://www.diariocolatino.com/es/20070920/opiniones/47307/

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