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El mar ahoga nuestras esperanzas

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Caralvá

El anuncio de la muerte de los emigrados, ahora llega desde el mar.
Cuando escuchamos las palabras: “prefiero la muerte a vivir en este país”, se lanza un desafío a la realidad nacional, la historia, el sistema estructural, la familia.
Estas palabras son pronunciadas por miles de emigrantes que a diario venden sus pocas pertenencias, se llenan de deudas, empeñan sus almas y se lanzan a la aventura de viajar hacia Estados Unidos de América, sin siquiera pensar en los infortunios potenciales de la decisión.
Un producto de la exitosa transformación capitalista es la tragedia de los emigrantes.
La tragedia es hermana gemela de las emigraciones, nace en el mismo instante de tomar la aventura de arriesgar la vida por un sueño en una nación lejana.
La tendencia mundial hacia el capitalismo obliga a los más pobres a emigrar, debido al pronunciamiento de las desigualdades sociales y económicas. Estas condiciones desiguales son visibles en las áreas rurales, porque los trabajadores agrarios son expulsados en primer lugar hacia la ciudad y luego fuera de la nación.
No debemos olvidar que los emigrantes son fuerzas económicamente activas. Los emigrantes podrán tener miles de defectos, pero al menos tienen varios méritos que la humanidad debe reconocer: uno de ellos es su enorme valentía, su actitud debería ser reconocida universalmente y no condenada, porque los emigrantes tienen el coraje de abandonar sus hogares y esta acción es su respuesta a la pobreza; otro mérito de los emigrante es su firme decisión de rechazo a su destino (forzado) en la exclusión de los mercados dominantes. Ellos aceptan el desafío: no morir en la miseria.
La tragedia de nuestros compatriotas en un naufragio frente a las costas de México, es un espejo de nuestra miserable condición de infortunio, el mundo debería observar nuestros esfuerzos por liberarnos de la pobreza.
Los emigrantes pagan con sus vidas el costo que el capitalismo les impone, pero prefieren gustosamente ese precio al desastre de continuar en nuestra patria.
Históricamente son los trabajadores los que cambian las leyes e impulsan las grandes reformas mundiales, así será con los emigrantes, que esperan una pronta apertura en las leyes norteamericanas para trabajos dignos y amparos en status legales.
Es muy desafortunado que nuestros compatriotas mueran ahogados en el mar, desamparados y en pleno abandono, porque no tienen en nuestra nación la más leve oportunidad de cambiar sus vidas. ¿Acaso la clase política es indiferente ante tanto dolor? ¿Acaso no es esta la victoria del capitalismo mundial que debería proveer en nuestra propia nación trabajos dignos?
La tragedia de los emigrantes es una vergüenza para la humanidad. Es paradójico que en el intento por ganar un trabajo digno pierdan la vida: hombres, mujeres, niños y niñas que solo persiguen el sueño de su realización personal.
Somos testigos de las tragedias, esperemos algún día ser testigos de la amnistía y de la libre migración entre nuestras naciones.

http://www.diariocolatino.com/es/20071025/opiniones/48490/

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