Caralvá
Algunos puntos que (des)unen nuestros intereses son: la historia, la geografía, la geopolítica, recientemente la narcogeopolítica, el apoyo a los regímenes militares en el siglo pasado –ese nefasto antecedente-, su ayuda durante la guerra civil a las fuerzas militares y las acciones ilegales contra civiles, entre otras acciones que han caracterizado esta amplia relación, éstas últimas eran la famosa guerra fría, con la guerra de baja intensidad. De las relaciones comerciales cabe destacar que nuestra nación caracterizada por la monoproducción de café en el siglo XX, poco podía competir con las industrias del comercio mundial, hasta que la guerra envió al exilio a miles de inmigrantes hacia Estados Unidos de América, convirtiéndonos en monoproductores de emigrantes en el siglo XXI. El mayor avance de El Salvador -de la modernidad a la posmodernidad- lo marca la sustitución del monocultivo del café por la exportación de ilegales, eso cambió la vida de miles de compatriotas y también nuestra relación con EEUU; además con el tratado de libre comercio (TLC) tan vilipendiado por muchos, se abre la posibilidad que no solo seamos remeseros, sino que algunos productos puedan comercializarse en esa nación, de modo que implica un carácter cultural y formal.
Tenemos la moneda de Estados Unidos, como la tiene Panamá que posee una sólida condición económica, en El Salvador poseer la moneda norteamericana es un ancla que nos permite controlar la inflación; de solo pensar en las triangulaciones del valor con la antigua moneda o su traslado a las cuentas bancarias o tarjetas de crédito, tendríamos saldos con muchos dígitos y sin control alguno.
Un elemento histórico es nuestra participación en la Guerra de Iraq en apoyo a Estados Unidos, lo cual marca el precedente que un día puedan existir tropas extranjeras en la nación con fines “pacíficos” y de “ayuda humanitaria”, además de ser un alto costo humano, moralmente esta guerra ha perdido su legitimidad, porque el argumento principal era el peligro de armas de destrucción masiva, lo cual es falso en su totalidad, además este absurdo le puede costar a la administración republicana, su continuidad en la Casa Blanca en las próximas elecciones.
Nuestros gobernantes con Estados Unidos poseen una relación estrecha, mezclando la cordialidad con una petición recurrente en los últimos años, especialmente sobre la prolongación de los trabajos temporales para miles de compatriotas que residen ilegalmente en esa nación, lo cual es el reconocimiento que acá somos incapaces de brindarles empleo y es lo mejor que podemos hacer: “pedir al imperio” empleos dignos por una situación económica heredada de saqueos económicos en El Salvador... un poco triste nuestro destino pero es la realidad.
El futuro gobierno de turno continuará la relación de amistad con Estados Unidos, no porque sea una imposición, sino porque los intereses de miles de salvadoreños deben defenderse en Washington, como cualquier lugar del mundo, dudo que esto pueda cambiar mientras no cambie la estructura económica que provoca la emigración nuestros compatriotas.
http://www.diariocolatino.com/es/20080110/opiniones/51000/