Caralvá
Aquella tarde Arnoldo atendía la tienda familiar sin prisa, con la tranquilidad que otorga el negocio propio, de pronto un joven llegó y le llamó por su nombre, cuestión nada extraña después de tantos años de trabajo, el joven con acento espanglish comenzó a exigir la cantidad de $15,000 para el siguiente día, de lo contrario ellos y su familia serían asesinados, además si lo delataba otros cumplirían la misión.
Julissa que escuchó la voz alzada del sujeto, se aproximó al lugar donde procedían las amenazas, dentro de su ser ardió el orgullo y el valor, brotando de su boca palabras que en su vida soñó pronunciar en momento tan crucial para ella y su esposo.
Era la respuesta al terror, el individuo temblaba lleno de rabia e impotencia, tocándose la cintura y metiendo las manos en sus bolsillos. Luego continuó profiriendo amenazas e insultos y juró que al día siguiente regresaría.
Aquella era la tienda donde acuden los vecinos por las pequeñas compras olvidadas de la semana. La pequeña despensa se ubica en una amplia zona urbana al norte de la ciudad, ahí residen familias y los niños ausentes de los peligros; por las noches los hogares aún mantienen por largas horas las puertas abiertas.
Durante mucho tiempo Arnoldo y Julissa formaron un hogar que ha sobrevivido a los infortunios naturales y a la guerra civil, ahí se formó un hogar de personas honradas con orgullo al trabajo y los valores tradicionales: “empezar desde abajo”. Los hermanos y primos emigraron hace mucho a Estados Unidos, cuando nacía la nueva sociedad en medio de un Golpe de Estado o insurrecciones urbanas similares a la ofensiva del TET en Vietnam, que colocaron las balas a la mitad de la calle en plena capital; la memoria recorre una enorme cantidad de jóvenes asesinados y la desastrosa pérdida de vidas inocentes como la muerte de los jesuitas, luego el silencio de la paz que aún despierta esperanzas porque a pesar de las críticas, la coexistencia de antiguos rivales es una realidad.
Arnoldo trabajó durante muchos años en una institución estatal, fue jubilado antes de tiempo porque la institución realizó un Downsizin (reacomodación por reducción de tamaño) que en los próximos meses será tan frecuente que a nadie le sorprenderá, pero estos cambios solo tienen por objetivo recuperar las utilidades de las empresas, para luego en un ambiente menos “traumático” adecuarse a la recesión, que toca nuestra puerta.
Arnoldo ahora calificado de desempleado tomó las cosas con calma, la pequeña tienda incrustada en la residencial y cultivada por tanto tiempo, es el sitio referente de cientos de vecinos, su esposa Julissa se preocupa por mantener contra viento y marea el negocio que tiene buena rentabilidad.
Pero ese grave incidente, nunca imaginado en una zona limpia de amenazas, provocó el llamado de auxilio para las autoridades correspondientes, que acudieron al llamado.
En horas de la mañana se realizó la captura del sujeto armado que regresó a la pequeña tienda para cumplir las amenazas.
Nadie salió herido.
Pero Arnoldo y Julissa pronto abandonarán el país rumbo a Estados Unidos en un viaje sin retorno… es su repuesta al terror… o la nueva oleada de emigrantes salvadoreños.