Caralvá
La tragedia del 11 de septiembre 2001, en Estados Unidos de América es la tragedia de la humanidad.
Usar la violencia contra civiles en forma injustificada e indiscriminada, es la peor de las violencias, por ello estas acciones son condenadas universalmente.
Hace 7 años nuestra civilización cambió su enfoque sobre los conceptos de guerra y paz. Nada es igual a partir de esa fecha.
En El Salvador han existido muchos 11 de septiembres, por esta razón los trágicos acontecimientos en Estados Unidos, calificados de “Horrendos ataques terroristas”, unen a las naciones que desean vivir en paz.
Un asalto de terroristas islámicos provocó aquella masacre de inocentes de múltiples nacionalidades, 7 años después la memoria se agiganta.
El mundo ha cambiado desde entonces, incluso alimentando nuevas guerras.
Las guerras iniciadas a partir de ese momento en Afganistán y posteriormente en Iraq, tienen ahora diferentes lecturas, al inicio contaron con mucho respaldo internacional, pero tantas tropelías cometidas en civiles, niños y mujeres, que no eran ni por asomo los “buscados” extremistas islámicos, han causado horror en muchos pueblos del mundo.
En general no se puede justificar la violencia contra inocentes.
Es tiempo de aprender del pasado, pero en este tema el pesimismo adelanta los pensamientos y nos ahoga en nuestra realidad, lo afirma mejor Hegel en su libro La Filosofía de la Historia 1827, : “Lo que la experiencia y la historia nos han enseñado es esto: ni los pueblos ni los gobiernos nunca han aprendido nada de la historia; tampoco han basado sus acciones en los principios derivados de ella” aunque suene un poco desalentador, muchos acontecimientos indican que tanto en nuestra nación como en el mundo, el lenguaje universal es la guerra, no es la civilización, no es la cultura, sino la violencia… quizás, la violencia no morirá nunca en nuestro planeta, es nuestra naturaleza como especie.
Cuando algunos hablan de paz, las armas se vuelven contra ellos, son los primeros en dar fe de la paz con su muerte.
La tragedia del 11 de septiembre en Estados Unidos, también es nuestro dolor, como lo es la memoria de nuestros propios desaparecidos en la pasada guerra civil, por esta razón es desafortunado en nuestra nación, invocar la memoria de las armas, que no necesitará de mucho para incendiarse de nuevo, por la fragilidad institucional.
Debemos cambiar nuestra mentalidad, hacia una condición a favor de fortalecer las instituciones por el ejercicio democrático, aprender del pasado es la mejor lección.
El 11 de septiembre de 2001 nos invita a la acción por la Libertad, la Justicia, la Democracia, porque tanto en Estados Unidos como en El Salvador, el fortalecimiento de la institucionalidad no es patrimonio de un partido político, es patrimonio de la nación sin excepciones.
Colatino+Caralvá