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Juventud-destino: XVIII Cumbre Iberoamericana

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Caralvá

Los temas que en profundidad tocan nuestra región están cargados de elementos políticos, históricos y sociales, temas como la cooperación, el comercio internacional, la economía regional, las relaciones entre nuestras naciones y los Estados Unidos de América, son algunos puntos de encuentro y desencuentro. Pero existen algunos que pueden resaltarse entre ellos el carácter latinoamericano junto a España y Portugal por la integración comercial, educación, Derecho Internacional, que van perfilando esquemas de comprensión y entendimiento entre la clase política iberoamericana.
La sola mención de Estados Unidos y Cuba polariza una enorme lucha desigual en todos los planos y en todas las categorías imaginadas, Estados Unidos bloquea comercialmente a Cuba, mientras Cuba permanece fiel a su continente histórico desde la Revolución del 1 de enero de 1959. Este acontecimiento marca una ineludible condición de solidaridad del continente hacia Cuba, porque mientras nuestras naciones aspiran y logran el comercio con Estados Unidos, otras naciones no pueden obtener ni siquiera la mínima expresión de libertad comercial.
En las naciones reunidas, el movimiento dominante deja de ser político y pasa a ser financiero, situación nada nueva en la economía mundial, pero con una magnitud y peligrosidad nunca antes observada. La globalización muestra su lado oscuro con esta temida recesión internacional, más inmediata y más letal que cualquier otro incidente por la cantidad de personas afectadas.
Iberoamérica a fin de cuentas no tiene más camino que su unidad continental, ante los bloques económicos de Asia, Europa y Norteamérica, unidades geopolíticas que marcan el rumbo de la globalización, paradójicamente muestran: el equilibrio y el desequilibrio, con las regiones no integradas, creando zonas centrales y periféricas, con las consecuencias conocidas históricamente.
Con lecturas tan asimétricas en el continente, poco podemos hacer para encontrar puntos de acuerdos, pero al menos la lucha por la democracia es un esfuerzo constante de las naciones que aspiran a exigir libertad para los ciudadanos y una realización plena.
En Iberoamérica hablamos diversos idiomas, pero a pesar de nombrar el mismo concepto las percepciones no son las mismas, no obstante algunas palabras encierran amplia aceptación: Solidaridad, Derechos Humanos, Soberanía, Libre determinación de las naciones, etc.
Si el tema es la juventud, nada más dialéctico y fundacional. Es tiempo que la juventud prepare el camino del destino latinoamericano y perfile la senda bajo una nueva visión del mundo, en el mismo sitio donde nuestras generaciones implantaron: “amor y paz” “revolución” y “antiimperialismo”, con la misma valentía deberá continuar hacia la libertad en todas sus expresiones, hacia la democracia y la comprensión de los pueblos.
El “amor y paz” no impidió a jóvenes idealistas norteamericanos cortar caña en Cuba, tampoco a jóvenes del continente iniciar alegres revoluciones contra las dictaduras a costa de sus vidas, el fruto de sus sueños es nuestra democracia y el antiimperialismo con su carácter bélico no impide bajo ningún concepto la fraternidad y amistad hacia el pueblo norteamericano. Y como dicen: “la fuente de la eterna juventud es búsqueda de la verdad”… ahí estaremos.








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