Caralvá
4 de julio de 1776, Declaración de Independencia de Estados Unidos: “que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados”… nada más exacto y admirable en una nación que irradió al mundo por su democracia y en 1865 abolió la esclavitud, ahora con la victoria de Barack Obama el mundo celebra una Segunda Independencia Cultural en Estados Unidos de América.
Obama “El Salvador”, dos palabras que unidas suenan a blasfemia para muchas personas, pero a fin de cuentas como decían los ancianos: “todos los nunca se llegan”.
Esto es historia, es un evento “imposible” unos cuantos años antes, pero también es un cambio cultural dentro de los Estados Unidos y el resto del mundo, condición que implica el abandono del “monocolor” en la Casa Blanca, una clara segunda independencia cultural. Junto a la celebración del cambio por Barack Obama, también las esperanzas de millones de personas en el mundo se unen a este triunfo, esperanzas que son universales: los cambios hacia el tema de la inmigración, la paz mundial, solución a la crisis económica, porque en nuestras naciones latinoamericanas estos temas tocan a nuestras familias, a pesar que no vivimos en Estados Unidos, pero si un millón de salvadoreños y más de 12 millones de emigrantes irregulares que urgen de una opción para sus vidas.
Existían antecedentes de su victoria por el entusiasmo de las donaciones voluntarias hacia el candidato, números asombrosos: $639 millones para Obama y $360 millones para John McCain que al final son un buen indicador del resultado definitivo.
Ahora Obama puede ser “El Salvador” de muchos inmigrantes, puede salvar al mundo del desastre económico y convertirse en “El Salvador” de los pobres, evidentemente no quitándoles a los ricos sus fortunas bien hechas, sino ayudando a que existan más ricos, así habrán menos pobres, algo parecido escribió Abraham Lincolm “Que algunos sean ricos muestra que otros pueden volverse ricos, y en consecuencia es tan sólo aliento para la industria y la empresa”.
Su condición racial recuerda a Nelson Mandela con su enorme lucha contra el Apartheid y además fue elegido como primer presidente negro de Sudáfrica, una nación racista hasta la médula, ahora ambos reflejan un mundo que cambia culturalmente hacia la integración racial, reconocimiento que en nuestra nación aún debemos a nuestras etnias.
El triunfo de Obama es la lectura de los votos por la salud, educación, la paz, la salida a la crisis; además es una esperanza mundial de las minorías y toda la fuerza emigrante que contribuye en Estados Unidos a forjar su historia. Esta realidad de Barack Obama confiere una segunda lectura del acta de independencia de Estados Unidos y una segunda independencia cultural para el mundo.
Una gran lección del pueblo norteamericano para el mundo, no solo demuestra la integración racial, sino que confirma con los hechos que es el país de las oportunidades. Ya imaginaríamos a un izalco, cacaopera, etc.—miembro de etnias sometidas— sentado en casa presidencial...
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Publicación Colatino