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La primavera salvadoreña, recuerda España 13

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Caralvá

Día 12 (12 días para el 10 de mayo)

Martes y hace calor.
Bandas de calor flotan sobre la ciudad, mientras el virus de la Gripe Porcina acecha nuestros pulmones.
Recorro el día bajo signos de pantallas digitales hipnóticas.
Nadie muere aparentemente entre nuestros horizontes, solo envejecemos con calor.
Avanzo hacia cualquier punto sin olvidar mi fragilidad laboral, como todos vivimos expuestos a la cesantía, bendita maldición capitalista, pero la aceptamos, no existe alternativa.
La primavera sigue vigente, soy un potro en la llanura.
Tengo ese destello de soledad en mi horizonte, a pesar de clamar por un nuevo cielo, solo escucho el paso del sol y en ocasiones no escucho nada.
Tengo esa sed de competencia y clamor en mis venas, le reclamo al recuerdo, extraño también reclamo a cientos de imágenes que no existen más, que manera de perder el tiempo con imágenes que no pueden beberse en la quietud de un libro.
Veo los resguardos de mis folios abandonos y escribir al menos no me recuerda a personas, sino al sabor de pequeños éxitos con acentos en las vocales…acciones insignificantes y gratuitas, acciones irrenunciables para estar en paz…ahora.
Viejo marinero, viejo cuento sin un mar que te encuentre.
Pronuncio nombres y a lo mejor es parte de un poema, como a principios de otros siglos que consideraban la palabra un poco más que la palabra.
Acontece que iniciar este camino tiene un destino irrenunciable, trabajar y esperar… ¿esperar?, si, no dejar de trabajar.
Es primavera.
Tiempo de abrir las ventanas para incendiarse con las mañanas de abril, luego saltar al infinito y repetir cualquier palabra encontrada.


Votacíón la primavera




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