Caralvá
Las reformas constitucionales posibles para ahora y mañana pueden ser: justicia (igualdad, defensa de las etnias, defensa del consumidor, separación Iglesia-Estado); seguridad (derechos ciudadanos, autonomía municipal); democracia (representación, organismo electorales, proporcionalidad); soberanía…
El tema de las candidaturas independientes para diputados tiene un componente legal constitucional y otros que refieren a la gobernabilidad junto a la participación ciudadana.
El cambio constitucional es saludable para todas las democracias, puesto que implica progresar y evolucionar, implica la vocación de las naciones de igual forma las regulaciones del Estado, así como los derechos ciudadanos junto a su participación.
No en pocas ocasiones, la demanda social de participación ha rebasado a los partidos políticos, entre ellos las decisiones inconsultas a sus propios electores tanto para el nombramiento de los candidatos, como para sus futuros planes legislativos; además una vez concluido el evento electoral, los ciudadanos observan en la distancia las decisiones que les incumben, de nuevo los partidos políticos no les piden a los electores ninguna opinión y menos rinden cuentas por el accionar de sus diputados.
Bajo el esquema tradicional del ejercicio partidario, parece que los candidatos a diputados son seleccionados por normas de obediencia en lugar de iniciativas ciudadanas, bajo ese esquema se ha formado un abismo entre partidos políticos y ciudadanos. La separación entre ciudadanos y los partidos tradicionales tiene panoramas desalentadores en las grandes decisiones nacionales, en ocasiones las acciones políticas bajo esquemas rígidos de ideología impiden optar por opciones prudentes para la nación, situaciones que se ubican más allá de una administración como: salud, educación, economía, agricultura etc, que requieren continuidad en lugar de rupturas en cada administración.
El tema es el funcionamiento de la democracia y evitar cualquier asomo de Golpe de Estado bajo la excusa de violaciones constitucionales, el caso de Honduras no debe olvidarse en ningún momento.
Es patética la defensa de algunos partidos políticos para no admitir la participación de candidatos independientes como también la multitud de aspirantes a diputados, en nuestras condiciones salvadoreñas las desigualdades son tan abismales, que cualquier candidatura independiente por humilde que sea deberá contar con una partida económica nada despreciable, considerando que cada diputado al menos debe contar con 30 mil votos válidos (sobre una base de cinco millones de electores) y si le concedemos un valor económico a cada voto de unos $5, la suma sería de $ 150,000 nada mal para nadie, en una nación tan pobre.
¿Quién quiere ser diputado? Es la interrogación para millones de salvadoreños (hombres y mujeres) honrados, la respuesta es similar a la búsqueda en Atenas de Diógenes con su lámpara a mediodía; quizás recorreremos las calles de las ciudades con la pregunta indicada y cuando afirmen que la nación esta llena de ciudadanos que desean ser diputados, responderemos que necesitamos a un diputado de verdad, que viva por si mismo y trabaje para todos, incluso sin salario… conste que esto no es ni por asomo comunismo o socialismo de ningún siglo, Diógenes nació en el año 413 a.c.
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