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Navidad: Tiempo de reconstruir la esperanza

Santa Claus varado en San Salvador.jpg

Caralvá

 “ A  desear la sabiduría inmortal” es una expresión de Aurelius Agustinus mejor conocido como San Agustín,  este joven se refiere al libro de Cicerón: Hortensio, anotado en Confesiones. 

En el Siglo XXI donde la materialidad impera como moneda cotidiana, la sabiduría (del ser)  ha perdido mucho terreno mutando  hacia la externalidad del humana, olvidando no en pocas ocasiones su unidad interna: lo verdadero.  En este encuentro entre la materialidad y la sabiduría, las multitudes pierden su consciencia bajo la completa enajenación del modelo capitalista que no tiene más sentido que la producción, de esta forma la naturaleza humana se convierte en un “valor de cambio” en un modelo utilitario.

El autor José Luis López-Aranguren afirma que modernidad implica: “la contraposición del hombre interior a la vida habitualmente desparramada en la mundanidad, el descubrimiento  del yo la conciencia”.  Aunque esta conciencia no logre la unidad de todas las corrientes filosóficas o religiosas, conciencia a fin de cuentas se reduce al silencio interior de cada persona que reclama su unidad inalienable, su voz interna, su reivindicación vital para enfrentar los desafíos exteriores.

La obra de Aranguren clama por la solidaridad, el humanismo e incluso la lírica ante la sociedad tecnocrática  e informática… la espiritualidad parece estar en retirada general del planeta…  y solo en fechas ocasionales la sociedad recuerda la interioridad como espacio de (dis)cordialidad entre el mundo material y su conciencia.

En referencia a este lirismo proclamado por Aranguren, el autor mexicano Jaime Sabines, proclama por un  mundo que no se limita a la autoconciencia pacifista, sino a la poesía que tiene la capacidad de respuesta solidaria ante el infortunio de tanta pobreza espiritual, de esta manera el arte responde al mundo con su creación cotidiana. Un ejemplo de Jaime Sabines es un fragmento de su Diario Semanario: Al lado de los viejos, que andan en busca de su memoria, y de las señoras pensando en el próximo embarazo, ellas disfrutan su libertad  provisional y poseen el mundo, orgullosas de sus zapatos, de su vestido bonito y de su cabellera que brilla más que otras. (¡Dános, Señor, la fe en el domingo, la confianza en las grasas para el pelo, y la limpieza de alma necesaria para mirar con alegría los días que vienen!).

Puesto que somos parte de esta sociedad, cualquiera que sea nuestra vocación pertenecemos a esta cultura aferrada a sobrevivir ante cualquier intemperie interna o externa, por esta razón reflexionar sobre el nacimiento de la esperanza en la Navidad de cada año es mirar con alegría los días que vienen”.

Externo es el consumo de tantas tecnologías que no logran apagar la sed de conocimiento interior. Externa es la sed de posesión desmedida de objetos materiales que siempre terminan superados por otros en corto tiempo y mejor presentación, elementos “aspiracionales”  que no apagan la vanidad de sus propietarios y  por esta razón debemos construir una vida más modesta para ver al mundo, así podemos visualizar el nacimiento de un niño en un establo, donde una mujer a solas dio a luz una esperanza de millones de personas. Quizás es tiempo de reconstruir nuestra visión interna, bajo esa esperanza  y “desear la sabiduría inmortal”

www.cesarramirezcaralva.com 

 

Comentarios

  • Pues ya queda nada para llegar a la navidad, asi que nada, esperaremos a ver que pasa este año!

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