5 de noviembre de 1811 (IV) Iglesia contrainsurgente
Caralvá
Al fallecer el Séptimo Arzobispo de Guatemala: Ramón de la Vara de la Madrid, su plaza es retomada por Ramón Casaus y Torres, su tenebrosa presencia persigue a los eclesiásticos insurgentes salvadoreños durante la década revolucionaria de 1811-1821.
El Arzobispo del Reino de Guatemala Fr. Ramón Casus y Torres comete un mal procedimiento judicial, éste delito fue uno de los causantes directos del movimiento insurreccional en San Salvador, al tomar prisionero a Manuel Aguilar acto acontecido el 31 de octubre de 1811.
El Fiscal de Indias (España) afirmó (tiempo después): “por si sólo, tomó conocimiento de un delito de traición; que siguió la causa y la sentenció o cortó precipitadamente en el mismo tiempo de alborotarse San Salvador, manifestando al público que la detención y llamamiento de los Aguilares no había tenido otro objeto que la averiguación de más noticias, que ya no era las providencias. Si esto fue así, como se infiere, si las providencias para el arresto de estos curas, en causa de traición, dimanaron de una autoridad incompetente cuando acababa de publicarse el decreto de las Cortes restituyendo a las Audiencias el fuero privativo de tales delitos que andaba desordenado; si el arresto se hizo sin tomar las precauciones necesarias con unos curas estimados del vecindario de San Salvador”…y como si esto fuera poco, agrega el Fiscal de Indias: “Y el silencio posterior de 1811 y sucesivos acompaña dichos eventos son lamentados posteriormente por el Fiscal de Indias: “A vista de todos estos antecedentes, no se puede dudar que las conmociones que han agitado a las capitales subalternas del reino de Guatemala no tengan el mismo carácter, más o menos graduado, que el de las demás provincias de América; el plan general de independencia y el odio al Gobierno de Europa también se descubre en los revoltosos de San Salvador; pero se ignora absolutamente el móvil, la ocasión inmediata de la primera sublevación en noviembre de 1811, por donde venir en conocimiento de la extensión y naturaleza del mal y de si los remedios que se han aplicado fueron los más oportunos. Ya el señor fiscal que era entonces del Consejo echó de menos, en su respuesta de 27 de abril de 1812, que no se dijese nada de ello”. Sobre aquella Iglesia contrainsurgente Nicolás Aguilar afirmó: “las noticias que se publicaban en la Gazeta de Guatemala son falsas por que las contradicen unas con otras, y que el Padre Monameque que era el Editor tenia licencia para mentir”. Ramón y Casaus nombra al Vicario provincial de San Salvador Pedro Iraheta, Juez eclesiástico para proceder con su asistencia en las causas de infidencia contra Mariano Lara, Nicolás, Vicente y Manuel Aguilar. Casaus y Torres había opinado en el Consejo de los Virreyes en México, que se colgase por lo menos a cinco cabecillas, y el mismo José Bustamante (Cap. Gral) creía que el mejor medio de extirpar el mal de la revoluciones contra los legítimos reyes era: el hierro y el fuego. Ramón Casaus y Torres escribió en forma epistolar un periódico titulado Anti-Hidalgo (Hernández y Dávalor, 1985). “son 16 cartas publicadas por entregas, firmadas bajo el seudónimo de “Un doctos mexicano al Br. D. Miguel Hidalgo y Costilla, excura de Dolores, exsacerdote de Cristo, excristiano, exhombre, y Generalisimo capataz de salteadores y asesino (c.7ª.:p.647) “conversión de tu infeliz alma, degradación y horca”, así comienza su primera carta..
Casaus y Torres al conocer el movimiento revolucionario del 5 de noviembre de 1811, hizo salir al recoleto Fray José Mariano Vidaurre y otros misioneros para que fueran a predicar contra los insurgentes.
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