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Separación entre Partido y Gobierno

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Caralvá

 

 

 

Durante años hemos sostenido que la separación del Gobierno y el Partido es un logro histórico, así podemos distinguir entre éxitos y fracasos de una administración presidencial.

 

Ahora el ex partido oficial imparte lecciones del beneficio de esta separación, cuando durante veinte años su “buque insignia” era partido igual a gobierno, de tal forma que no existía la división entre los gobernantes y los miembros de esa institución, era tal la confusión que el presidente de la república era el presidente de aquella organización, al final aquello terminó en un colapso conocido, puesto que el fracaso no distinguió entre unos y otros.

 

Ahora los tiempos han cambiado y el gobierno tiene una clara línea divisoria entre Partido y Gobierno, podemos diferenciar entre una y otra posición. Es un logro significativo, paradójicamente el ganador de este evento es el propio partido “oficial”, que tiene jurisdicción en sus actuaciones políticas pero límites en las formas de gobierno.

 

De las comparaciones de estas dos claras visiones administrativas y políticas podemos observar lo siguiente: durante años el partido-gobierno impuso los candidatos, además toda la estructura, conducción, cargos, beneficios, promociones, políticas, beneficios, selectividad de información, favores etc., para cada organización interna de sus jurisdicciones, estos sectores eran:  privados, públicos, sectores medios, agricultores etc, pero siempre afiliados al partido, los demás grupos fueron excluidos manifiestamente, generando corrupción en toda la línea administrativa, el daño es visible tanto por las personas implicadas como las instituciones afectadas – por cierto existen casos emblemáticos-. Ahora cuando el Partido tiene una separación con el Gobierno, existen grandes logros que solo pueden ser atribuidos a la capacidad de funcionarios brillantes y al manejo transparente de su gestión, pero existen otros nombramientos lamentables que empañan a la administración, esta acción permite identificar el fallo en personas, pero este daño no implica al Partido Oficial, al final es un signo positivo.

 

El balance de la actual administración hasta este momento, tiene un componente de calidad: “eliminar la corrupción”, pero la transparencia general solo puede medirse en tiempo “diferido” no en tiempo real; no obstante esta condición es volátil e implica un cambio cultural de mucho tiempo; ¿acaso la corrupción es una cultura social? ¿Podremos poner un punto final a esta acción? El problema entonces no es la historia de nuestra nación con sus formas de administración, sino ese fraude administrativo del manejo del dinero ajeno y otros bienes, que terminan en manos de terceras personas. La transparencia de una administración usualmente es evaluada por la siguiente administración, de tal forma que a falta de una cultura de transparencia, tampoco existe continuidad en este tema.

 

La ventaja de la separación de Partido y el gobierno, reside en que en ningún caso la institución oficial será perjudicada en el mal manejo de fondos públicos, acaso serán las personas involucradas, el caso contrario es el partido-gobierno el que carga con todos los males, incluso existen algunos testimonios de ex funcionarios confesos que aseguran que recibieron mandatos de cometer estos ilícitos por su Partido.

 

Quizás debería ser norma de la nación, la separación de Gobierno y Partido político, pero eso es una cultura que debemos conquistar.

 

www.cesarramirezcaralva.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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