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Isla Conejo es salvadoreña

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Caralvá

 

 

 

¿Quién desea una guerra en Centroamérica? ¿A quién favorece un conflicto bélico entre pueblos hermanos?.

 

La Isla Conejo del Golfo de Fonseca pertenece a El Salvador desde hace siglos, su jurisdicción política y administrativa tiene reseñas en nuestros archivos nacionales, pero fue ocupada militarmente en años recientes en forma ilegal por el Ejército hondureño.

 

Es muy sintomático que este evento se profundice en estos momentos, parece un cálculo perverso para distraer la atención de los pueblos, una acción para exacerbar el nacionalismo y provocar un incidente de dimensiones insospechadas, ¿o será una iniciativa para justificar gastos militares durante los siguientes cinco o más años, como sucedió con los incidentes entre Honduras y Nicaragua en las décadas pasadas?, analistas internacionales indican el crecimiento armamentista del Ejército Hondureño, pero eso no ayuda al desarrollo de ninguna nación, mucho menos en momentos de crisis económica internacional.

 

Vivimos en tiempo de paz, la democracia es la bandera de nuestras naciones, no necesitamos incidentes que tengan repercusiones irreversibles en los procesos democráticos que tienden a consolidarse en estos momentos.

 

Una isla salvadoreña tomada ilegalmente fragmenta la unión centroamericana, a nadie beneficia esa acción, quizás al único poder que le interese este movimiento es a las fuerzas que no desean la democracia, que necesitan justificar gastos gigantescos para alimentar a la casta militar, quizás también a los que propiciaron el primer Golpe de Estado en el siglo XXI contra un gobierno democrático, quizás solo a ellos.

 

La historia de los conflictos regionales no es nueva, pero en estos momentos una escalada militar, sería catastrófica para Centroamérica, más para los pueblos que tienen grandes esperanzas en la paz, la democracia y el desarrollo del Golfo de Fonseca como una unidad y no como fragmentos de territorialidad.

 

Este no es un conflicto de límites, es una acción ilegal, que puede solucionarse por caminos diplomáticos a menos que se desee la Isla Conejo como  una moneda de cambio por las aguas territoriales del Golfo de Fonseca, lo cual complicaría el panorama en muchas décadas, mucho más si la opción de facto se toma como factor decisivo.

 

Reflexiono sobre el caso por el delicado panorama que acontece en la región, aún están frescos los recuerdos del conflicto limítrofe entre Honduras y Nicaragua, la historia nos muestra claras lecciones del camino a tomar, no obstante en cualquier caso a nadie beneficiará un conflicto de esta naturaleza.

 

Existen muchos escenarios posibles de este desafortunado incidente, el mejor de ellos es el retiro voluntario de la Isla Conejo, después de esa acción el abanico de posibilidades en tiempos de paz es extraordinario para el desarrollo del Golfo de Fonseca.

 

Me parece que el tiempo que dure este incidente es negativo para los proyectos multinacionales que se pueden iniciar en este período democrático, el idioma de los pueblos centroamericanos es el desarrollo no la guerra, las necesidades económicas de los pueblos  son enormes ¿qué caso tiene prolongar el subdesarrollo de las familias centroamericanas por aspiraciones territoriales ilegales que nos pueden condenar a la miseria los siguientes cincuenta años?

 

www.cesarramirezcaralva.com

 

 

 

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