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Lenguaje político: "agarrar un fusil"

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Caralvá

 

 

 

Aún no comienza la campaña electoral, pero ya existe: el llamado al voto por bandera, pancartas, mupis, volantes, murales, brigadas casa por casa, automóviles con equipos de sonidos etc… pero debemos recordar que esto es a paciencia de las autoridades que bajo la excusa que no existe ley, acá se puede lanzar cualquier infundio en los medios de comunicación al amparo del “lenguaje político”, eso significa que no incurre en causas penales como: difamación, daño al honor personal, opinión negativa para las familias,  daño moral a personas jurídicas o naturales, llamados a “tomar las armas” etc.

 

El lenguaje utilizado en diversos medios de comunicación es una espiral de infundios de toda clase, tal parece que la caracterización del enemigo ya no es rojo, sino de color naranjo, al igual que la recurrencia a elementos racistas del siglo pasado entre nacionalidad alemana y judía, solo que en este caso alemanes y árabes, de esta forma también se tipifican a los capitales de la nación: oligárquicos, nuevo capitalismo de derecha, capitales petroleros etc.

 

La palabra corrupción es utilizada a discreción por todos los partidos en contienda, el tiempo en ese sentido es esencial: “pasado, presente y futuro” ese tiempo ya tiene un apellido de acuerdo al instituto que publique los pronunciamientos, pero como toda cuestión política no alcanza para llegar a los tribunales, todo termina como decían en el pasado en una lucha de “sombrerazos”.

 

Las declaraciones de un diputado llaman la atención significativamente: “agarrar un fusil”, estas palabras divulgadas y aplaudidas en un foro nacional ante medios de comunicación, parecen ser un signo fundacional en el lenguaje político de posguerra; los motivos fueron un supuesto dictamen negativo a un candidato presidencial… ¿qué sucede si todos los partidos siguen el ejemplo?, entonces proclaman: ¿“agarrar el fusil”,  que solo es la antesala de muchas acciones que han propiciado acciones fanáticas y terroristas en otras naciones, tanto a nivel individual o social, pero todas esa manifestaciones están fuera de las leyes nacionales e internacionales, el resultado es horroroso, este lenguaje político debería ser proscrito de toda declaración propagandística o pública, puesto que su llamado no construye nada, ni siquiera dentro de sus propios intereses.

 

De pronto otra palabra usada como arma propagandística es petróleo, así Alba petróleo con sus derivados, son expuestos como signos peligrosos para la soberanía nacional, todo argumento a favor o en contra tiene un signo de partido, pero esta situación como lo hicimos notar al principio, se refiere al capitalismo, a lo mejor es una riña de capitales, parece ser un pleito de un nuevo capitalismo versus el antiguo modelo oligárquico.

 

El lenguaje usado como arma política, debe tener límites, de solo pensar en concentraciones populares “armadas” con políticos llamando a “agarrar un fusil” y por supuesto hacer uso de él, es catastrófico para todos, cuidado con estos argumentos, el Tribunal Supremo Electoral o la autoridad correspondiente debe actuar de oficio, porque como dicen los ancianos: “El problema no es que nos mientan, el problema es que les creamos”.

 

www.cesarramirezcaralva.com

 

 

 

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