César Ramírez
@caralvasalvador
Margot tiene por compañero de vida a Luis quién emigró a Estados Unidos, vivieron en “unión libre” procreando a Daniel, Margot crió a su hijo con las remesas enviadas por su abnegado padre. El sueño de Margot era emigrar a toda costa, así pasaron los años. Daniel recién cumplió 10 años, mientras Margot recibía diversas informaciones para emigrar por medio de coyotes locales e internacionales. En el mes de octubre de 2013 Margot decidió iniciar el riesgoso proyecto con su hijo, previo a ello los coyotes le aconsejaron realizar trámites locales de persecución de las maras –su caso era verídico-, en realidad el asedio en muchas colonias populares es el azote de las personas honradas, la violencia en el pueblo es indiscriminada, tampoco era falso que sus familiares recibían amenazas por extorciones en sus negocios familiares. Margot aceptó pagar $8,000 y otra cuota por su hijo; hipotecó su casa, vendió bienes, hizo préstamos de todo tipo, vendió sus joyas… en una palabra: “liquidó su vida económica en El Salvador”; esas eran las directrices de la “inteligencia coyote”, un certero camino de seducción que proclama: “los niños y niñas son amnistiados en Estados Unidos”.
La vida llena de peligros en los barrios, la condición económica sin solución a corto plazo, a cambio del sueño de trabajar en Estados Unidos: limpiando baños, paseando perros, cortando hortalizas, etc. trabajos que ningún norteamericano desea, son el “cielo abierto de Margot”… ella entregó su dinero sin comprobante alguno, solo por la voz y el contacto de un personaje que pronto se comunicaría con ella, así un día llegó la llamada, indicando fecha, día y hora; ella con su hijo iniciaron el viaje hacia la tierra de Mark Twain, Ronald Reagan y Barack Obama. Una red de contactos iniciaba los pasos desde el primer momento, indicaciones detalladas de ropa, bajo perfil personal, cuidado del acento en Guatemala, México e información de los lugares donde llegarían. La inteligencia coyote les ha mentido afirmando que las autoridades migratorias estadounidense no tienen restricciones de ingreso para los menores, de igual forma su calidad de compañera de vida de un emigrante con permiso temporal le protegería. La travesía demoró mucho tiempo, vivieron en México en barrios pobres, ahí fueron separados porque su tono de voz podría delatarles, así que se les indicó una rutina de nexos familiares, incluso al chico le obligaron a llamar al coyote: “Tío”, un “Tío coyote” ¡de verdad!... después de algunos meses en México se inició un largo camino hacia la frontera con Estados Unidos; Margot observó otros chicos y chicas en el grupo, una red de apoyo parecía preceder sus pasos, los sitios ya no eran: Tijuana, Calexico, Mexicaly, sino el desierto de Sonora y Valle del Río Grande; pero el recorrido fue en autobús. Luego de un trayecto accidentado llegaron a un campo abierto donde reposaba un helicóptero, éste les llevó a Estados Unidos y les abandonó a pocos metros de una autopista donde otro auto les esperaba, fueron advertidos que si la Border Patrol les capturaba –el mejor de los casos- se entregaran, presentaran sus documentos de persecución pandillera y no firmaran nada… poco después fueron capturados y ahora han decidido apelar su deportación por razones humanitarias. Margot usó un brazalete de control en su tobillo. El 14JUL014 el gobierno norteamericano anunció su deportación, así como a otros niños centroamericanos, ahora han perdido todo, hasta la esperanza de reunificación familiar. www.cesarramirezcaralva.com