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  • ¿Los abogados de la oligarquía?

     

    César Ramírez

    @caralvasalvador

    Artículo 1° Constitución de la República: El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado, que está organizado para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común.  En consecuencia, es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social.” Bajo esta perspectiva debemos observar la decisión de la Sala Constitucional que impide generar seguridad, justicia y favorece la destrucción del orden social…  por la admisión de la demanda contra $900 millones aprobado por la Asamblea Legislativa en las sesiones finales del período recién pasado, deja sin efecto la autorización de esa deuda paralizando todo acto administrativo del Ministerio de Hacienda. Con esta acción la Sala Constitucional ¿es el abogado de la oligarquía?, puesto que defiende los intereses de un grupo caracterizado por su lucha contra el progreso de los sectores populares. Múltiples opiniones han sido vertidas a partir de ese momento, pero todo parece una acción ideológica de ARENA para impedir el desarrollo de un buen gobierno, es un acto perverso que afecta a la nación, puesto se identifica como enemigo al Estado salvadoreño, el cual como hemos observado en el artículo 1° constitucional, tiene por objetivo: “la organización para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común”… ahora resulta que el enemigo es una administración o un grupo de personas y no la pobreza, el subdesarrollo, el crimen organizado, los grupos irregulares, el lavado de dinero, el peculado o los delitos de cuello blanco, etc… se está confundiendo al enemigo principal, lo cual hace perder la perspectiva hacia donde se dirige todo el sabotaje de la derecha oligárquica, convirtiendo esta acción en un apoyo manifiesto a los delincuentes, al narcotráfico y otros que se benefician de la pérdida de control territorial y los bajos salarios de los organismos de seguridad nacional…  Parece que existen dos naciones: una que aspira a la democracia y otra pro-oligárquica, una que defiende el orden legal, mientras la contraparte se empeña en destruir todo avance social hacia el desarrollo humano por considerarlo “comunista”…  Estas acciones y las del futuro, se repetirán al infinito, las consecuencias recuerdan la historia de otras naciones, el resultado general será la violencia y más violencia, puesto que la pobreza, el subdesarrollo y el apoyo directo o indirecto del crimen organizado y sus congéneres afecta a las grandes poblaciones y no favorece en nada a la democracia. ¿En realidad son genuinos actos constitucionales? ¿o es la creación de acciones que conducen a la nación hacia la destrucción de la gobernabilidad?  ¿es coincidencia que muchos amparos constitucionales se orienten y coincidan con los intereses de la oligarquía? nunca antes en la historia nacional esta alianza entre los grandes capitales y los defensores jurídicos con todos sus aliados ha sido tan manifiesta, lo cual es preocupante y el peor escenario es la ruptura constitucional que nos puede conducir de nuevo al pasado. Con un poco de imaginación las  soluciones van de la mano del diálogo y concertación hacia el beneficio del pueblo.  Existen incluso fuerzas internacionales que intentan intervenir en  la nación, en algunos casos muy parecidas al neo-nazismo o neo-imperialismo que hacen pinzas con el viejo orden pro-oligárquico…  a pesar de todo el pueblo salvadoreño vencerá cualquier fuerza negativa como lo demuestra nuestra historia insurgente.  www.cesarramirezcaralva.com 

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  • Diálogo permanente entre partidos políticos

     

     

    César Ramírez

    @caralvasalvador

    Seguro que recordaremos los meses entre junio 2014- junio 2015 por los esfuerzos en salir adelante de nuestro subdesarrollo histórico, bajo la gestión de la nueva administración por sus resultados visibles. 

    La democracia es el sometimiento de la minoría a la mayoría al amparo de la Constitución de la República dentro de un proceso legal, de tal forma que todo el ruido mediático negativo parece ser la orquestación de un partido de oposición para intentar cogobernar la nación. 

    Cuando el esfuerzo principal de la clase política no construye alianzas, es improbable que las metas de la nación prosperen, de ahí la necesidad de abrir espacios al diálogo permanente. 

    El diálogo entre los sectores nacionales es el instrumento para salir del retraso heredado por décadas de malas administraciones y contribuir significativamente por el cambio social. La herencia negativa es de tal magnitud que dos o tres generaciones no serán suficientes para eliminar el subdesarrollo,  si en realidad el proyecto de nación es aceptado por las minorías, no existirá más beligerancia puesto que permitirá escuchar propuestas concretas en realidades verificables. 

    El diálogo en estos momentos parece una ficción, si la clase política falla en este objetivo, difícilmente saldremos adelante en el proyecto de nación.

    Si el objetivo (del principal partido opositor) es un cogobierno,  sus mensajes no ayudan en ningún sentido para la creación de alianzas, ni al diálogo político de la nación… En toda democracia el diálogo es el mecanismo idóneo para la gobernabilidad con proyectos de largo plazo como la seguridad nacional… ¿será posible encontrar acuerdos para el control de los grupos irregulares? o ¿éstos grupos solo son mecanismos de presión?, que coincide con la denuncia de calificarles de “mecanismos diabólicos” por la Iglesia Católica. Necesitamos construir una sociedad con nuevos valores, pero los puentes de entendimiento deben combatir a los enemigos de la sociedad como son los grupos irregulares que coaccionan a los sectores más pobres, debemos encontrar respuestas sobre ellos: ¿cómo se financian? ¿cómo se arman? ¿es nuevo el fenómeno o una conveniencia política?, si no existe un acuerdo de diálogo entre partidos políticos, ningún plan concluirá en resultados alentadores; no obstante el control de los grupos irregulares armados es impostergable.

    El diálogo entre la clase política es un objetivo estratégico permanente, las alianzas por la seguridad son una obligación histórica, las cuales no se podrán lograr por campañas negativas, la democracia funciona si la minoría se somete a la mayoría, en este caso los últimos tres eventos electorales demuestran la voluntad popular que no desea retornar al pasado oligárquico. 

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  • Monseñor Romero en el Siglo XXI

     

    César Ramírez

    @caralvasalvador

    Vivimos en una nación privilegiada por la realidad histórica, cada quién tiene un lugar con memoria participativa de las últimas décadas, la diferencia entre unos y otros es… dónde le encuentra la Historia;  mientras los defensores de antiguas estructuras sociales con sus pensamientos conservadores y maniobras represivas son perseguidos por la justicia internacional, las víctimas celebran los fallos de Cortes Internacionales que no olvidan a sus familiares o amigos, de esa forma mientras Monseñor Romero recibe un reconocimiento mundial de la Iglesia católica, sus asesinos son mencionados por una especie de memoria negativa, al igual que todos aquellos que en su momento pidieron su muerte y celebraron su asesinato;  no obstante, millones de cristianos celebran su vigencia en todas la iglesias del mundo porque la humanidad se dignifica con su ejemplo.  En éste Siglo XXI  como hace miles de años el Jesús Histórico se atrevió a cuestionar las estructuras de poder, con metáforas liberadoras de la materialidad que aún en nuestro tiempo son subversivas, esa proclamación por la justicia, la verdad o la vida, probablemente continuará como signo contradictorio hasta el fin de los tiempos,  puesto que la desigualdad continuará porque no existe un modelo terrestre que logre eliminar las diferencias: financieras, tecnológicas, industriales, científicas etc. entre las naciones del primer mundo y resto del planeta. El modelo que vivimos genera mucha miseria, pero también virtudes, de esa manera la guerra civil dividió a la nación, acá parecía que las familias con miembros activos en uno y otro bando jamás se reunirían de nuevo, incluso la Iglesia institucional se dividió, algunos apoyaban las reformas, mientras otros rechazaban cualquier cambio social, incluso democrático.

    Ignacio Ellacuría escribió: “…el caso de monseñor Romero, hoy reivindicado en su pastoral por Juan Pablo II, quién se caracterizó por su condena frontal contra la injusticia y la represión institucionalizada sin que por ello fallara en sus críticas a los movimientos revolucionarios, a los que alaba su entrega a la liberación popular, pero a quienes reprochaba sus posturas ideologizadas y algunas de sus prácticas poco humanas” (pág 298 Veinte años en El Salvador);  Ellacuría indicaba el liderazgo de Romero en una Iglesia en medio de la violencia irracional, de ahí su enérgica condición sacerdotal que le convierte en obispo mártir, mientras la sociedad contempla la represión abierta contra sacerdotes, masacres a civiles, centenares de miles de refugiados, etc. El ejemplo de aquella Iglesia fue intentar construir el Reino de Dios en la tierra, Monseñor Romero se esforzó al máximo en esa realidad, al igual que miles de salvadoreños en las organizaciones populares que dieron sus vidas por un mundo mejor, esa coincidencia cristiana y revolucionaria florece en la democracia que vivimos, la cual confirma la sabiduría popular por los cambios sociales; ahora que el papa Francisco y el Vaticano reconocen en monseñor Romero un mártir de la fe, un nuevo horizonte histórico permite esperar que a nadie se le asesinará por intentar construir el reino de Dios en la Tierra; vivimos una feliz coincidencia entre cristianos y los viejos revolucionarios ahora convertidos en demócratas, que parece ser la victoria del pueblo junto a Monseñor Óscar Arnulfo Romero, confirmando su vigencia histórica.

    www.cesarramirezcaralva.com

     

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  • Gobernabilidad y legitimidad en democracia

     

    César Ramírez

    @caralvasalvador

    Cuando los grandes empresarios afirman que el desarrollo de la nación necesita: “inversión y seguridad”, compartimos estos argumentos en toda la línea de su extensión, puesto que no son exclusivos del sector privado sino de todos, pero recordemos que pagar impuestos conduce a mayor inversión social del Estado y la seguridad actual es el producto de 20 años de la administración de gobiernos conservadores, por lo tanto si existe evasión de impuestos tampoco se puede aumentar la calidad de la policía, ni las estructuras de inteligencia de Estado o aumentar sus modelos preventivos; estas afirmaciones son la constante de una visión pro-oligárquica que justifica la desigualdad social, enviando el mensaje a la población: “todo tiempo pasado fue mejor”, ahora nada funciona y la economía tiene tan mala salud que necesita cuidados intensivos porque está en coma… etc. Un breve repaso de las noticias de los grandes medios nos conduce a un panorama desolador, existe una apología del crimen, el morbo de las notas rojas, un cuadro dantesco que cultiva la desesperanza construyendo el temor y la ausencia de valores en las poblaciones etc.,  fabricados desde los puntos comunicacionales de los grandes poderes económicos, los cuales viven “aún” en guerra contra todo avance democrático. La gobernabilidad es un concepto que implica entre otros: un elemento de la desigualdad tolerada por la sociedad, en ésta visión se acepta que económicamente no se puede distribuir la riqueza de una nación equitativamente, pero al mismo tiempo esta visión es muy diferente entre los grupos oligárquicos a los grupos de la clase media o burgueses; de igual forma en el fondo se encuentra la “distribución de la justicia”, de nuevo el enfoque cambia radicalmente entre unos y otros, por ello no es de extrañar que las baterías de los grupos de los extremadamente ricos riñan contra la gobernabilidad democrática puesto que todo avance educativo es un gasto innecesario, reformas en salud o infraestructura son un derroche al erario público, la legitimidad del gobierno es cuestionada desde la misma elección presidencial hasta la recién pasada de diputados y alcaldes, con un claro objetivo: dañar la gobernabilidad y legitimidad de la democracia.

    El 24 de mayo en el canal 21, tres dirigentes políticos del partido ARENA externaron sus opiniones sobre el pasado evento electoral, con las conocidas diatribas contra el Tribunal Supremo Electoral, aquella podría ser una entrevista más en nuestro panorama televisivo, no obstante uno de ellos afirmó: “que el gobierno actual era ilegítimo, puesto que debieron abrirse todas las urnas electorales de aquél evento”… esta afirmación apunta a dañar la imagen de gobernabilidad, así como la transparencia del proceso electoral y la legitimidad institucional, ¿acaso será la constante de los próximos años?.  Se deben reconocer los esfuerzos de gobernabilidad orientados hacia la formación de consensos, el diálogo entre sectores, las iniciativas incluyentes en la seguridad nacional, la construcción de la estabilidad social, el respeto a las instituciones etc., además afirmar que la gobernabilidad y la legitimidad son los elementos de una sociedad justa, la cual en esencia es democrática jamás oligárquica.

     

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