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Caralvá
He conocido el caso de un amigo, que me relató su experiencia en desempleo.
Hace más de un año fue despedido de una importante empresa, su cargo ejecutivo así como su calidad educativa le permitía cierto grado de confianza y desafío en su nueva condición de “paro salarial”, el cual siempre consideró temporal.
Durante los primeros meses, llamó telefónicamente a todos sus amigos y amigas a los cuales consideró de confianza para confesar su nueva condición, el patrón de conducta era el mismo, primero un grado de asombro, con una pregunta recurrente: ¿qué hiciste? al explicar que era producto de un acontecimiento llamado: “reestructuración” que significa la supresión de departamentos considerados innecesarios para la nueva etapa de la empresa (crisis y declinación de ingresos), se encontró ante un mundo que no imaginó ni en sus peores pesadillas.
Sus amigos y amigas resultaron espejismos sociales puesto que con sorpresa descubría que sus relaciones solo eran comerciales, de modo que al perder su cargo automáticamente a nadie le interesaba su suerte.
Los años dedicados a su empresa con lealtad absoluta, le impidieron elaborar un plan alterno para el hipotético caso de su despido, según las normas corporativas, se considera que las personas que tienen planes emergentes son deshonestas puesto que desconfían de su desarrollo empresarial.
Pasaron las semanas y al menos su indemnización le permitía cierta compensación emocional y alivio a la intemperie.
No obstante con su seguridad profesional, se negó a digerir su condición de “inelegible” por su edad, resulta que usualmente las empresas contratan jóvenes entre 23 y 28 años, en otras hasta 30, él había sobrepasado esos niveles.
De los numerosos correos enviados a empresas anónimas, las cuales nunca se identifican, solo firman empleosofertas___@hotmail.com; plazascorporativas___@ yahoo.com; etc. solo algunas responden, otras no se molestan en contestar si recibieron el Curriculum Vitae, el cual contiene datos personales y referencias que pueden ser fácilmente usados por terceras personas.
Al no recibir noticias alentadoras de sus iniciales contactos, optó por responder a las convocatorias de los periódicos de todo nivel, incluso con cargos que consideró de menor capacidad, el resultado fue el mismo, de modo que de 100 gestiones apenas 30 alcanzó una primera entrevista, pero una respuesta le esperaba después de una segunda entrevista, su nivel para el cargo estaba: “sobrevaluado”…
Con el tiempo en contra, cada fin de mes veía la puntualidad de los cobros por deudas adquiridas a lo largo de los años, deudas que suponía pagaría en los siguientes tres años: auto, casa, educación de los hijos, equipos de entretenimiento, tarjetas de crédito, ayuda familiar.. etc. estas deudas incluso pagando con su indemnización eran impagables.
Después de un año sin empleo, con un centenar de curriculum enviados y la certeza que no encontraría trabajo en esta nación, se decidió por vender sus activos para solventar sus deudas e intereses, vendiendo todo retrocedería en acumulación económica al menos unos 15 años, de ello restarían unos cuantos dólares para iniciar una nueva vida emigrante en una nación lejana donde al menos nadie le conocería…después de todo: servir mesas, estacionar autos o podar jardines es un trabajo aceptable…
Ahora escribe desde Europa y cuenta que allá tampoco tiene empleo, por el momento.
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Caralvá
A propósito del momento que vive nuestra estructura cultural.
Las discusiones no son nada nuevo, desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, las funciones de los intelectuales son una alternancia entre posibilidades y límites tanto en Europa como América Latina; pero ahora es el turno de la democracia, tan esperado acontecimiento que llama a la reevaluación de los valores del arte y la cultura, el cual esperamos promueva el enorme caudal de creación en diversas esferas.
Para Bertolt Brecht, el rol histórico de los intelectuales significa: “La inteligencia flota libremente por encima, en si, no se decide, adopta la tercera posición, no recibe influencias de nadie, pero sin embargo desea ejercer influencia e intenta reunir los opuestos. Eso es lo que da la pretensión de dominio, es imparcial”.
La dinámica de la democracia implica la participación, la inclusión, el amplio debate sobre temas de historia que otorgan un sentido de nación al presente.
Del libro Benjamin y Brecht : historia de una amistad / Wizisla, Erdmunt.
“La palabra “intelectual” nunca ha podido liberarse de los componentes semánticos contradictorios que se le asignaron durante su difusión pública con el caso Dreyfus. Mientras que Zola y sus partidarios argumentaban a favor de la inevitable politización esgrimiendo razones de conciencia y se veían a sí mismos actuando con un respaldo democrático y científico, sus adversarios acusaban a los intelectuales de faltos de instinto, antinacionales, judíos, decadentes e incompetentes.”
En algunas naciones, la palabra “intelectual” tiene connotaciones negativas, calificativos de tan amplio espectro que satisface a todos los gustos.
Si deseamos aportar a la cultura nacional, debemos preguntarnos al menos que hemos hecho por esta nación los últimos años y someter este trabajo a la opinión pública, este parámetro diferencial, puede identificar al menos muchos esfuerzos individuales legítimos que nunca recibieron el apoyo estatal y no obstante tienen valiosos resultados. De la misma forma, es necesario preguntarnos si el apoyo estatal en los últimos 20 años produjo resultados objetivos en algunas ramas del arte.
No obstante en nuestra realidad salvadoreña, la cultura padece de grandes deficiencias. En el siglo XX la herencia militar dejó una profunda huella contracultural, no solo intervino la Universidad Nacional en varias ocasiones, sino que se quemó la biblioteca y el Consejo Superior fue expulsado de la nación, otro Consejo Superior de la Universidad Centroamericana fue asesinado en pleno. Los Acuerdos de Paz forjan un renacimiento cultural en diversos niveles, con insospechados avances acompañados de grandes esfuerzos individuales, pero aún insuficientes.
La definición de una política cultural democrática, es el rubro principal a defender.
La cultura debe tener la capacidad de renovarse con una nueva visión diferente a los últimos 20 años.
No olvidemos la historia, los procesos culturales no necesariamente evolucionan hasta el infinito, también involución, pero en nuestro caso la democracia es la mejor respuesta para el futuro.
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