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salvadoreña

  • Intelectuales en la democracia salvadoreña

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    Caralvá

     

    A propósito del momento que vive nuestra estructura cultural.

    Las discusiones no son nada nuevo, desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, las funciones de los intelectuales son una alternancia entre posibilidades y límites tanto en Europa como América Latina; pero ahora es el turno de la democracia, tan esperado  acontecimiento que llama a la reevaluación de los valores del arte y la cultura, el cual esperamos promueva el enorme caudal de creación en diversas esferas. 

    Para Bertolt Brecht, el rol histórico de los intelectuales significa: “La inteligencia flota libremente por encima, en si, no se decide, adopta la tercera posición, no recibe influencias de nadie, pero sin embargo desea ejercer influencia e intenta reunir los opuestos. Eso es lo que da la pretensión de dominio, es imparcial”.

    La dinámica de la democracia implica la participación, la inclusión, el amplio debate sobre temas de historia que otorgan un sentido de nación al presente.

    Del  libro Benjamin y Brecht : historia de una amistad / Wizisla, Erdmunt.

    “La palabra “intelectual” nunca ha podido liberarse de los componentes semánticos contradictorios que se le asignaron durante su difusión pública con el caso Dreyfus. Mientras que Zola y sus partidarios argumentaban a favor de la inevitable politización esgrimiendo razones de conciencia y se veían a sí mismos actuando con un respaldo democrático y científico, sus adversarios acusaban a los intelectuales de faltos de instinto, antinacionales, judíos, decadentes e incompetentes.” 

    En algunas naciones, la palabra “intelectual” tiene connotaciones negativas, calificativos de tan amplio espectro que satisface a todos los gustos.

    Si deseamos aportar a la cultura nacional, debemos preguntarnos al menos que hemos hecho por esta nación los últimos años y someter este trabajo a la opinión pública, este parámetro diferencial, puede identificar al menos muchos esfuerzos individuales legítimos que nunca recibieron el apoyo estatal y no obstante tienen valiosos resultados. De la misma forma, es necesario preguntarnos si el apoyo estatal en los últimos 20 años produjo resultados objetivos en algunas ramas del arte.

    No obstante en nuestra realidad salvadoreña, la cultura padece de grandes deficiencias. En el siglo XX la herencia militar dejó una profunda huella contracultural, no solo intervino la Universidad Nacional en varias ocasiones, sino que se quemó la biblioteca y el Consejo Superior fue expulsado de la nación, otro Consejo Superior de la Universidad Centroamericana fue asesinado en pleno. Los Acuerdos de Paz forjan un renacimiento cultural en diversos niveles, con insospechados avances acompañados de grandes esfuerzos individuales, pero aún insuficientes.

    La definición de una política cultural democrática, es el rubro principal a defender.

    La cultura debe tener la capacidad de renovarse con una nueva visión diferente a los últimos 20 años.

    No olvidemos la historia, los procesos culturales no necesariamente evolucionan hasta el infinito, también involución, pero en nuestro caso la democracia es la mejor respuesta para el futuro.

    www.cesarramirezcaralva.com

     

  • Caída del muro de derecha

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    Caralvá

     

    Noel Coward dramaturgo inglés afirmó: “La gente se equivoca al decir que la ópera ya no es lo que era. Sí es lo que era. Y eso es lo malo”…condición que trasladada al campo del principal partido de derecha, refleja la división que ocurre en esa institución.

    Un signo de estos cambios es la formación de un grupo de disidentes del sector legislativo del partido ARENA, que al menos por el momento dejan de  cantar el himno de ese partido y entonan el himno nacional para favorecer la gobernabilidad y la racionalidad pública.

    La división interna fue propiciada mucho antes de la ruptura visible, porque la mala administración, corrupción, nepotismo, el reparto de cargos públicos nacionales o en el exterior era de tal magnitud que aquello parecía una finca en lugar de un Estado, de ahí que el retorcido pronunciamiento: “yo no entrego a El Salvador” fracasara, porque el pueblo liberó a la nación secuestrada votando por el cambio de gobierno.

    El verdadero conflicto de la derecha es: ¿cómo conducir su averiado vehículo político en medio de la exitosa gestión de la izquierda? en un mundo que enarbola banderas de cambio. Entre estos cambios tenemos: en Estados Unidos ganan los demócratas con el presidente Barack Obama y pierden los republicanos en toda la línea, en El Salvador avanza la izquierda y ahora la alianza republicana cae como el Muro de Berlín;  los golpistas hondureños recibieron apoyos inesperados, pero ahora la formación de un Gobierno de Unidad Nacional abre el paso al retorno de la democracia y la restitución del presidente constitucional.

    La división interna del principal partido conservador llama a la modernización de sus estructuras, como llama el aggiornamento en la Iglesia para la lectura de los tiempos.

    Aggiornamento es adaptarse al progreso, a parte de ser una acción inteligente, ayudará a muchos a no perder la “hegemonía” y cambiar puntos “inamovibles” de otras épocas.

    20 años después de la caída del Muro de Berlín el próximo 9 de noviembre de 1989, el mundo ya no tiene la visión bipolar entre comunismo y capitalismo.

    Dentro del espectro político nacional, la pregunta vigente es: ¿existe o no envejecimiento del discurso político? ¿Existen renuncias a propuestas políticas desde hace 30 años en sectores de: partidos políticos, ejército, iglesia, banca, sectores financieros y los medios de comunicación o son las mismas con bajo perfil?.

    La realidad es contundente, la fragmentación de la derecha ha forzado dentro de la Asamblea Legislativa una nueva junta directiva, mientras las convicciones de antaño parecen caer a pedazos bajo esta conformación. ¿La fragmentación es un cambio cultural de la derecha? ¿renovación generacional? ¿nuevo escenario de transición? ¿nuevo partido político?, etc.  la formación de disidentes en la derecha hace visibles a sectores que silenciados por diversas razones, no pueden esperar sentados el tren de la historia desde sitios pasivos y se lanzan a conquistar sus espacios rezagados; en este caso la ciudadanía también reclama la plataforma política de esta nueva conformación, su línea programática, para medir su audacia hacia el futuro y su potencial política de alianzas.

    www.cesarramirezcaralva.com