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5 de noviembre de 1811

  • 5 de noviembre de 1811 (Historia y olvido)

    bicentenario

     

     

     

     

     

     

     

     

    Caralvá

     

    La sociedad civil colonial contiene elementos abiertos a discusión y estudio. La sociedad tiene como componentes principales las castas, con territorios definidos para cada grupo étnico los cuales son gobernados por sus propios alcaldes pedáneos, su modelo de producción aún es la encomienda bajo un naciente capitalismo implantado a sangre y religión, las haciendas son los instrumentos donde se genera el cambio hacia el capitalismo primitivo que produce modelos culturales serviles y feudales. En aquella sociedad que proclama la “limpieza de sangre” como signo estelar para el futuro de las familias y su acceso a diversos cargos, la exclusión es la norma; las figuras principales rotan entre autoridades peninsulares y las familias criollas con mayor arraigo, estas familias sanguíneas siguen el patrón feudal, los hijos son educados para cargos en la Iglesia, el Ejército, la Hacienda, las hijas se casan con otros principales para formar alianzas y reproducir su saga filial, pero no todas eran familias principales, también existían familias criollas marginales y funcionarios peninsulares de rangos menores, de manera que el mosaico de estos núcleos se irradia hacia todas las líneas políticas, administrativas y religiosas, por ejemplo: funcionarios peninsulares que son malos administradores, falsos curas, militares represores, alcaldes impuestos por los hacendados, contrabandistas, etc. en pocas palabras un mal gobierno. La historia colonial es un cruel recuento de muchas actividades sociales olvidadas a propósito, resulta insólito que no exista una mención oficial a los grupos étnicos que participaron en los eventos de noviembre de 1811, tampoco afrosalvadoreños, ni distingos entre la iglesia insurgente y la contrainsurgente, tampoco se hace referencia al papel de la mujer insurgente en las poderosas acciones de Metapán, Santa Ana, San Salvador etc. este concepto es parte del olvido. La ausencia del sector popular (indios, africanos y criollos (no principales) en la historia oficial desarticula la cohesión del concepto nación, su producto final es la pérdida de identidad junto a la distorsión de una casta dominante formada por familias-estados similar a una oligarquía, que nace primitiva ante el avance capitalista de otras regiones. El olvido de la historia es una constante desde esas épocas de conquista española y luego colonial. Debemos solucionar esos olvidos, el desafío es re-escribir la historia desde nuestros pueblos originales y colocar cada concepto en su lugar, avanzar para proponer nuevas lecturas y los hallazgos históricos someterlos a la opinión pública y a las academias para integrar el conocimiento a la nación. “Recordar es conocer” decían los griegos, por esa razón en ocasiones la historia construye naciones, pero también las deforma, nuestro deber es re-escribir la historia, sin olvidar a nuestros pueblos originarios.

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  • 5 de noviembre de 1811 (II) nombre incorrecto en Plaza Libertad

    28MAY011 Placa en Plaza Libertad II.jpg  5 de noviembre de 1811 (II) nombre incorrecto en Plaza Libertad

  • 5 de noviembre de 1811. El Salvador (I)

    Plaza Libertad, San Salvador

    5 de noviembre de 1811. El Salvador (I)

     

     

     

    Caralvá

     

     

     

    Sobre los acontecimientos de tan importante evento, escuchamos afirmaciones incorrectas de diversas personalidades e instituciones privadas.

     

    El siguiente es un guión que puede ilustrar sobre estos aspectos.

     

    El día 5 de noviembre de 1811,  a las 06:00 horas, Mariano Fagoaga abre las ventanas y observa que las placeras y gente del mercado se agrupan en la plazuela de Santo Domingo. Sorprendido por aquella acción se acerca a dos de ellas. Ellas informan que los barrios populares fueron convocados a la plaza mayor desde a noche del 4 de noviembre.

     

    A esa hora 06:00 El Corregidor emite un decreto de prisión a todos los europeos, por orden del pueblo. Miguel Delgado procede al desarme de los europeos por “orden del Gobierno” que residía en Manuel Morales alcalde Primero.

     

    Poco tiempo después a las 07:30 Manuel José Arce, con veinte y un años de edad,  lleva un sable desenvainado en la mano derecha y el capote terciado en la izquierda. Dirige a los  grupos insurrectos por la ciudad ordena sacar de su tienda al español-europeo Felipe Cereso para llevarlo a casa del Cabildo. También llevan a Braulio Palacios y Gregorio Castriciones que se acogió a un Presbítero de Santo Domingo. Matero Fontela se refugia en casa de los Arce, mientras los grupos insurgentes entran y salen de esa casa, ahí Manuel José Arce previene a los insurrectos, para no cometer tropelías, al vocear desde una ventana:- “que se contuviesen, y que… que se diría de S. Salvador.”

     

    Entre las 08:00 y 10:00 se precipitan diversas acciones que tendrán repercusiones históricas, por el momento debemos precisar lo siguiente: Entre trescientos o cuatrocientos hombres se agolpan a la puerta de la casa del Intendente. Manuel José Arce acude a la misma con el objeto de sacar a la multitud de ese sitio, lo cual logró sin lamentar mayores daños, excepto romper un farol y la puerta del traspatio. Toque de Campana  y junta en Cabildo. El pueblo reunido en el Cabildo arma una gran vocería, mientras Manuel José Arce proclama subido en una silla: “No hay Rey, Alcabalas, Tributos, terrajes y demás justos Derechos”.En aquellas circunstancias el Intendente presidiendo el acto, no podía entender las solicitudes del pueblo que entre la confusión y trastorno de la vocería de muchos se hacían, habló al Pueblo para que nombrase uno que metódicamente le expusiese lo que pedía con desorden, así la multitud aclama a Manuel José Arce como diputado del pueblo. En su intervención como Diputado, Arce expresa claramente que el Intendente abandone el mando. El momento es el siguiente: “…siendo de cabildo ordinario, incautamente se tocó aquella campana, cuyo sonido reunió no más pocas gentes, como la noche anterior, sino todas las personas capaces de sostenerse en pié ¿qué rara? Los ánimos indispuestos, el tumulto en movimiento, la potestad dudosa, nadie manda, nadie obedece, y solo el desorden reinaba, la confusión se esculpía en los habitantes de San Salvador. Pero reintegrados un tanto los espíritus de los españoles americanos, toman la voz para representar al Pueblo, que el movimiento tumultuario prometía grandes desastres, que hablase y pidiese lo que en justicia quería, y con este  objeto, se congregó en las casas y corredores consistoriales”… etc. En conclusión: el presbítero Dr. José Matías Delgado no tocó la campana de ninguna Iglesia, son las 10:00 a.m. hora exacta de aquél acontecimiento trascendental. (Fuente: Procesos por Infidencia contra los próceres salvadoreños de la Independencia de Centroamérica desde 1811 a 1818/ Miguel
    Ángel García.)

     

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