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Aurelios Augustinus

  • La navidad en nuestro presente

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    Caralvá

    La navidad es una fecha que llama a reflexión, es un acontecimiento que implica tradiciones de paz y convivencia entre la humanidad. Cuentan las leyendas que durante la primera guerra europea a principios del siglo XX, los campos de batalla suspendían sus combates y se podía escuchar entre las trincheras, cantos en diferentes idiomas, con la conocida melodía: Noche de paz del autor Franz Xaver Gruber y letra de Josef Mohr. “Noche de paz, noche de amor, todo duerme en derredor. Entre sus astros que esparcen su luz, bella anunciando al niñito Jesús. Brilla la estrella de paz, brilla la estrella de paz”.
    De la misma forma durante guerra del Vietnam, entre Estados Unidos y esa nación, en aquellas fechas se suspendían hostilidades, los bandos en conflicto celebran horas paz entre los combates. Estas pausas de conflictos se suceden durante todo el siglo XX.
    En nuestra nación, no tenemos guerra, pero algunos elementos nos recuerdan la antigua sangría entre salvadoreños que finalizó el 31 de diciembre de 1991, con el Acuerdo Paz, la cual será conmemorada en Madrid y Nueva York, próximamente.
    Muchas de las condiciones necesarias para celebrar en nuestra nación esta navidad están negadas. Poco tenemos que celebrar bajo circunstancias difíciles, principalmente las económicas, que son muy conocidas por el pueblo, de igual manera la mal llamada violencia, mejor sería identificarla como crimen organizado. No obstante a pesar de todo, celebramos el nacimiento de Jesús en Belén, aunque los evangelios de Mateo y Lucas no mencionan fecha, fue hasta el siglo IV de nuestra era que se asumió oficialmente ese día. De igual forma los romanos celebraban el saturnal en estas fechas, por ser los días más largos y oscuros del año, las cuales se iniciaban el 19 de diciembre, en honor a Saturno, celebrando durante 7 días, entre fiestas y banquetes. Como quiera que sea, la celebración en nuestro país del 15 aniversario del Acuerdo de Paz tiene más elementos que nos unen, que los pensamientos pesimistas que nos fraccionan. Tenemos una ardua condición de resistir la tentación de entregarnos a la amargura y la melancolía, esa dañina actitud de postración ante fechas tan serenas; a lo mejor convertir nuestra cruda realidad en acciones de esperanza, alivien un poco nuestra condición de intemperie.
    Pero paralelo a la Navidad y aniversarios, la sociedad post-moderna nos lleva en sentido opuesto del conocimiento “interior”, porque nos invade la info-tecno-materialidad como nueva diosa absoluta, que se opone al tradicional conocimiento más humilde, el descubrimiento del “yo interior”, que ya lo escribió Platón y Aurelius Augustinus (345-430) ese conocimiento nos lleva al: Ser, Bondad y Verdad…el Bien.
    En nuestros tiempos, la Navidad es una grandiosa obra colectiva, a pesar que el mundo cristiano solo sea el 35% de los creyentes del planeta, las otras religiones se reparten el resto de festividades, no obstante, los elementos que identifican las tradiciones se han sumado con símbolos populares: recreaciones del nacimiento de Jesús, cantos y villancicos, árbol y postales, películas, iconos de Santa Claus, misa de gallo, cenas navideñas, de igual forma en nuestra nación la quema de pólvora, regalos para todos, especialmente los niños y niñas.
    Existen muchos elementos para conmemorar esta fecha y una pequeña reflexión de Aurelius Augustinus (San Agustín) nos puede guiar en la navidad, busquemos: “…el presente de las cosas pasadas, presente de las cosas en el presente y presente de las cosas futuras” al conmemorar fechas tan importantes…
    http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3215