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elecciones

  • El resultado electoral debe elevar la gobernabilidad

     

     

     

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    César Ramírez

    @caralvasalvador

    En un par de semanas asistiremos a elecciones para diputados y alcaldes de la nación, acción que consolida una rutina democrática muy diferente a un plebiscito o referéndum (no existen en la Constitución Política),  así nuestro proceso es un mandato es indirecto, puesto que los diputados y alcaldes nunca responden por sus acciones en su período administrativo, tampoco preguntan sobre las decisiones de leyes cruciales que la nación necesita, asumen un carácter plenipotenciario olvidándose de sus promesas, pero vuelven cada tres años con similares propuestas.. Si existiera una consulta sobre sus decisiones o acciones de las leyes tendríamos una representación directa, de esa manera la Asamblea Legislativa debería poseer oficinas de opinión, recepción de iniciativas ciudadanas, estadística sobre temas cruciales como: la pena de muerte, el endeudamiento público, migración, salud, tema de la mujer con embarazos riesgosos o violencia criminal, pago de impuestos, evasión fiscal etc... Agendas que a pesar de ventilarse en medios de comunicación social estos se presentan tergiversados y bajo la óptica de tendencias políticas del siglo pasado.

    En momentos pre-electorales la carga propagandística pide el voto bajo cualquier pretexto, como si la nación recién se enterara de los problemas crónicos que soporta a diario; no obstante se trata que esta cultura política cambie, se trata del encuentro de la nación con soluciones en los siguientes tres años, puesto que muchas falencias provocan daños colaterales, como por ejemplo la prisión que sufren las mujeres por acusaciones de aborto, cuando en realidad no existen pruebas objetivas de esos procedimientos, la seguridad, las extorciones etc. “El objetivo de la sociedad es construir  una extensión natural del derecho hacia la política, donde nacen y mueren estas discusiones” –así lo aseguran los teóricos clásicos-; ahí es donde el legislador, los alcaldes o los institutos partidarios tienen su razón de ser, trabajar por el bien común.

    En esta campaña electoral las palabras olvidadas son: “concertación”, “diálogo”, “pluralismo”… los candidatos no las pronuncian porque les interesa polarizar la sociedad, no obstante cualquiera que sea el resultado continuaremos con ese panorama oscuro y tenebroso de división nacional entre conservadores y reformadores, seguiremos con los discursos fanáticos y perturbadores de muchas sectas religiosas propalando falsedades bajo el signo de su estrecha visión; así vivimos entre dos naciones, dos grupos irreconciliables, dos reinos excluyentes, el cielo para ellos y el infierno para los demás… así la campaña electoral se convierte en un combate de fantasías y no de realidades. Pero es el momento de proponer consensos en oposición a los centros de contienda, las elecciones deberían cumplir un programa factible para proponer soluciones a la realidad económica y disminuir las presiones internas o externas sobre la gobernabilidad.

    Cualquiera que sea el resultado, la gobernabilidad se basará en la política de alianzas entre la primera y tercera fuerza, en ese momento el llamado al consenso mostrará el posible nivel de negociación de cara a los siguientes tres años.  El resultado de una docena de encuestas propone un mapa político con pocos cambios, a menos que suceda un terremoto político en esto últimos días previos al ejercicio del voto.  Las condiciones sociales requieren cambios urgentes, orientados a fortalecer la institucionalidad y elevar la gobernabilidad.

    www.cesarramirezcaralva.com