Caralvá
El concepto de movilidad social implica las posibilidades de una persona de ascender en su factibilidad socioeconómica por medio de un empleo, en muchos casos está asociado a sus logros académicos. Si tomamos estas situaciones en forma rígida, algo en nuestro modelos educativos o productivos debe estar equivocado, puesto que muchos ciudadanos logran méritos académicos, pero no consiguen trabajo, también existe el caso contrario, los cargos son otorgados a empleados no por méritos académicos, sino por factores ajenos al clima laboral.
La realidad salvadoreña en la movilidad social tiene factores deprimentes, con una enorme cantidad de médicos, ingenieros industriales, abogados, odontólogos, ingenieros civiles etc… desempleados, ¿es posible esto?, en una nación con tantas necesidades, con tantas urgencias de salud, alimentos, aplicación de justicia, carencias nutricionales y dentales, donde muchos ciudadanos no tienen una habitación digna ¿es posible que estas personas estén desempleadas? Por extraño que parezca así sucede, ¿qué falla entonces?: El modelo educativo, la oportunidad de empleos, el sistema capitalista o nuestra sociedad que no orienta la educación hacia las oportunidades posibles. Durante años debatimos informalmente y con muy bajo perfil, la factibilidad del modelo educativo integrado al modelo productivo, es decir si las universidades o la educación se orienta hacia las fuentes reales de empleo o son producciones de profesionales sin posibilidades de inserción laboral, es necesario pensar sobre estos problemas puesto que el aumento de la población, así como el envejecimiento de otras creará muy pronto problemas de la creación de nuevas plazas, las cuales no son nada fáciles de encontrar para los jóvenes profesionales. Estas aristas entre la educación, la sociedad y el modelo productivo deberían de existir en una agenda de la nación, que establezca modelos de concordancia entre el crecimiento de la nación y la orientación de la educación, puesto que de continuar la trayectoria actual pronto existirán muchos “ilustres desempleados” como en otras naciones, que desempeñarán los trabajos que en otros tiempos correspondían a personas con mínima escolaridad.
El caso de jóvenes graduados de prestigiosas universidades o escuelas superiores que no logran integrarse a la vida productiva es notable, al igual que otros con potencialidades extraordinarias, que realizan labores para las cuales su grado académico no sirve para nada, en otras palabras estudiar tanto no es rentable y la pérdida de inversión efectuada por sus familias es visible.
Existen problemas asociados a este fenómeno, uno de ellos es la devaluación de los méritos académicos por la multiplicación de los ilícitos debido a la delincuencia, el caso del narcotráfico, el crimen organizado, las drogas, la corrupción que impacta en la oportunidad de empleos puesto que destruye el esquema de acumulación dineraria, todo el modelo educativo y jurídico sucumbe ante este fenómeno no solo en nuestra nación, quizás necesitamos nuevos valores que eliminen la idolatría del dinero y la vida fácil.
La movilidad social entonces con sus muchos componentes no puede resolverse en poco tiempo, pero no podemos ocultar esta realidad, no es posible que una persona que ha invertido muchos años estudiando viva en el desempleo, no es justo, puesto que podemos llegar al absurdo de que la educación no sirve para nada, es un engaño y un fraude. Necesitamos entonces que las necesidades productivas coincidan con el modelo educativo, así como el respeto y la oportunidad para las personas con méritos académicos, al igual que innovar en nuevas áreas de trabajo; necesitamos nuevos valores sociales para rechazar la corrupción en todas sus formas.
www.cesarramirezcaralva.com