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  • Oscar Romero y Nelson Mandela

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    Caralvá

     

     

     

    El próximo 18 de Julio las Naciones Unidas celebrarán el Día de Nelson Mandela, instituido el 10 de noviembre de 2009, su vida es un ejemplo por la defensa de los derechos humanos, la paz, la democracia en su nación Sudáfrica y el resto del mundo; las referencias de sus luchas  en El Salvador, fueron escasas en aquellos años ochentas y noventas cuando vivimos la guerra civil, pero con la llevada de la paz, hubo tiempo de comprender su legado a la humanidad. Mandela sufrió prisión durante largos años, al cumplir 70 años en su celda, Juan Pablo II pidió su liberación en julio de 1988 y le expresó su admiración.

     

    En el año 2004 Nelson Mandela dijo: "Nací cuando terminaba la primera guerra mundial, y dejo la vida pública, cuando el mundo celebra el cincuentenario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. He llegado al punto del largo camino en que se me otorga la oportunidad -como debería ser para todos los hombres y mujeres- de retirarme a descansar y a vivir tranquilo en la aldea donde nací”… en ese momento tenía ochenta y seis años.

     

    Similar esfuerzo por la causa de los Derechos humanos es Monseñor Oscar Romero, sus denuncias dominicales, sus llamados a la paz social, la defensa de los oprimidos, fueron las banderas que identificaron su vida, pero esta condición tanto acá como allá, tiene un costo, ese precio es el signo que identifica no solo a una nación sino a los motivos universales por la justicia. Así un mes de marzo de 1983, el Papa Juan Pablo II visitó su tumba y repitió su homenaje en febrero de 1996.

     

    A medida que el tiempo transcurre, sus vidas y memorias se convierten en legados que dignifican a la humanidad, como lo demuestran las naciones o sus representantes al recordar sus obras.

     

    En histórica visita a El Salvador, del presidente de los Estados Unidos de América Barack Obama el 22  y 23 de marzo de 2011, Ben Rhodes Consejero de la Seguridad Nacional (EEUU) en referencia a Monseñor Romero habría dicho: “El arzobispo asesinado el 24 de marzo de 1980 es un héroe para mucha gente en toda América”… Obama visitó su tumba, en una aquella ocasión.

     

    Recién el 1 de julio de este año, Obama llega a Sudáfrica  y escribió en el libro de visitas en la prisión donde Mandela fue recluido: “El Mundo agradece a los héroes de Robben Island, que nos recuerdan que ni las esposas ni las celdas pueden enfrentarse con la fuerza del espíritu humano”.  

     

    Estas acciones para los gigantes del humanismo deberían llamarnos a la reflexión, reconocer es reconocerse, un signo que une nuestros espíritus, que suma hacia los ideales democráticos de las naciones.

     

    Existe además la oportunidad en este mundo de aceptar como propia su obra, es cuestión de principios, para algunos aceptar la realidad para cambiarla o lo contrario no aceptar el cambio para perpetuar la injusticia, Romero y Mandela al menos optaron por cambiar todo, desde la humildad de sus acciones.

     

    La sola mención de estos nombres: Nelson Mandela, Monseñor Romero, Juan Pablo II, Barack Obama, implican nuestra gratitud por sus vidas, deberíamos aceptar que el mundo es diferente a partir de sus obras, por ello les otorgamos un talento diferente, el mérito de asumir la responsabilidad de cambiar al mundo a partir su ejemplo.

     

    www.cesarramirezcaralva.com