Caralvá
La inversión en las personas es la mejor acción social que una nación puede realizar, al menos en este punto existen enormes coincidencias de los líderes de opinión sobre nuestro futuro.
El problema de la seguridad parece desbordar todo esquema de contención, por lo tanto no se puede excluir a ningún sector de la población, mucho menos a los más pobres de los salvadoreños: los pueblos originales.
Como hemos referido en anteriores ocasiones, la principal etnia de nuestra nación: Izalco y Cacaotera no está incluida en la Constitución Política de la República, a pesar de constituir un diez por ciento de la población actual, según investigaciones de la antropóloga norteamericana Virginia Tilley (2005).
La exclusión social de las principales etnias nacionales provoca desprotección y no alienta el desarrollo nacional.
Se podrá afirmar que un proyecto de carreteras aliviará la pobreza en zonas desprotegidas, efectivamente la conectividad es desarrollo nacional, pero lo es también el reconocimiento de los pueblos originales que a pesar de todo preservan su lengua, costumbres, recursos, tradiciones y contra toda opresión religiosa honran a sus ancestros con sus propias normas rituales, donde a pesar del abandono mantienen viva la memoria étnica en su sangre.
En El Salvador debemos sentirnos orgullosos por nuestros pueblos originales, su herencia es visible por cualquier parte del territorio, además su aporte ha sido crucial en la fundación de numerosos pueblos que conviven en nuestro presente. La etnia constituye con su presencia la verdadera unidad nacional, le da sentido a nuestra historia. Otras naciones sienten verdadero orgullo por su ancestros originales, allá son venerados, acá los pueblos nativos son vilipendiados, difamados, calumniados y excluidos en el peor sentido de la palabra.
Naciones como México, Bolivia, Perú comprenden el valor fundacional de las etnias, las incluyen en sus planes nacionales, son parte del “nosotros”, pero acá parece que hay dos naciones, una extranjera que siente vergüenza por el indio y otra cuscatleca nacida en plena pobreza y olvidada por siglos. La exclusión genera: falsos valores del trabajo, refugio en mentiras, fantasías, dinero fácil, agresividad, deshonestidad y violencia.
En Perú el 8 de noviembre del 2004, Microsoft y el Ministerio de Educación de Perú firman un acuerdo de colaboración para traducir el Windows y Office al Idioma Quechua, junto a la Universidad Nacional San Antonio de Abad en el Cuzco y la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga en Ayacucho. Más recientemente el 19 de noviembre del 2006, Bill Gates agradeció a Evo Morales su apoyo al programa computacional en la lengua indígena quechua, programa que facilita el acceso a la tecnología informática para millones de bolivianos.
La inclusión étnica en otras naciones es un objetivo del desarrollo, en El Salvador el diez por ciento de la población esta excluida y ese número no puede ser ignorado por los gobernantes y la iniciativa privada.
La propuesta ciudadana debe anotar en la Iniciativa El Salvador 2024 a las etnias. Nuestra nación debe proclamar sus derechos históricos e incluirles en la Constitución de la República, de igual forma Concultura y el Ministerio de Educación debe imitar proyectos culturales exitosos de otras naciones, lo cual es un verdadero aporte al desarrollo humano en el territorio de Cuscatlán.
http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3181
Comentarios
Caralvá
Me gustó mucho mucho la entrada de su post: "La inversión en las personas es la mejor acción social que una nación puede realizar..."
Ojalá los gobernantes pensaran lo mismo y, además, actuaran en consecuencia...
Saludos