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Punto de equilibrio

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Caralvá

El futuro de Latinoamérica a la luz del siglo XXI, implica aquellos principios clásicos de prosperidad, paz y democracia, que son los pilares del desarrollo de los pueblos. Estos puntos de vista no son la respuesta a todo, solo son parte de la esperanza cultural de algunas naciones muy parecidas en la región. Las metas del tiempo generacional (tiempo de realización de los jóvenes entre 25 y 40 años) que implican: empleo, familia, educación, salud, aún están lejanas en nuestros jóvenes, porque las oportunidades en la nación son muy limitadas, parece que es mejor trabajar en reformas (políticas-económicas-sociales) en diversos niveles para brindar oportunidades de empleo a miles de jóvenes que empeñarnos en mantener el estado actual de pobreza. Estas reformas deberán establecer acciones que faciliten el acceso a la educación y profundizar modelos participativos, con el objetivo de ampliar la base social de personas integradas a la economía y desalentar a los grupos antisistema que solo pretenden desacreditar al modelo democrático. Pero me pregunto cómo el Estado Salvadoreño puede hablar de modelos participativos cuando su memoria histórica apunta a la exclusión de amplios grupos étnicos y sociales.
Recién celebramos el aniversario del Acuerdo de Paz, entonces los discursos de las autoridades oficiales entonan cantos anticomunistas, como si estuviésemos aún en guerra, pero… ¿los niños, mujeres, ancianos, muertos en El Mozote, El Sumpul o los jesuitas eran comunistas? ¿Cuánto tiempo pasará para que este criterio cambie? En general la democracia en la nación será más humana y más próxima a la realidad, cuando abandonemos los criterios ideológicos, situación que sucederá a lo mejor dentro de algunos años considerando la muerte generacional.
Si piensan que exagero en este punto, veamos la visión sobre los acontecimientos de 1932, tantos años después, unos celebran como victoria anticomunista la muerte de la etnia salvadoreña y otros el inicio del Partido Comunista Salvadoreño; la historia es menos apasionada en este tema: demostrando que la etnia salvadoreña no era comunista y el PCS fue usado como excusa para entronizar la dictadura del General Martínez en la nación. Izalco es recordado por sus tumbas colectivas con miles indígenas estigmatizados por la hoz y el martillo. La etnia salvadoreña en realidad luchó contra la expulsión de sus tierras comunales, la negación a la alternatividad política en alcaldías que habían ganado en forma legítima y los constantes abusos en sus tratos económicos etc. La historia también demuestra que el PCS, a parte de no poseer estructura militar, poco o nada tuvo que ver con este levantamiento, el cual sucedería incluso sin su participación. Sobre la guerra civil, por el momento oficialmente todo opositor es considerado comunista (sin límite de tiempo), entonces no queda más que acelerar el juicio de la historia para entender mejor el panorama de nuestra nación.
Necesitamos líderes menos apasionados, pero más razonables, con un punto de equilibrio que nos oriente en comprender que la nación a fin de cuentas, necesita los recursos de todos.
En El Salvador en los últimos años cosechamos lo que sembramos. El futuro será como ahora y como el reciente pasado, este será un constante presente, si mantenemos el rumbo como este día.
Aplican muchas palabras, pero H. Kissinger (ex Secretario de Estado USA) ya lo señaló Newsweek v12.02 (08ENE007): “ hallar un equilibrio entre la ambición…. De lo perfecto y absoluto y la tentación de abandonarlo todo porque nada es perfecto y absoluto”…
http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3327

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