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Un paraguas para la crisis

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Caralvá

Uno puede pedir cualquier cosa a la nación, puede inventar peticiones sublimes para los desprotegidos. Uno puede vestirse de apóstol y proclamar cualquier reino posible, incluso afrontar el destino que encierra esa palabra, pero el acontecimiento internacional de la crisis que nos anuncian no puede ser tomado a la ligera por nadie, menos por nosotros, una pequeña nación con muchos problemas y entonces nuestras peticiones no se refieren a los “otros”, sino a nosotros.
Estamos plagados de malas noticias, tan intoxicados como los títulos valores de la bolsa, que nadie desea comprar. En medio de la tempestad anuncian buenas noticias, debido a la baja del precio del petróleo la inflación será menor y por lo tanto el círculo del ascenso de precios de algunos productos disminuirá. Pero en el contexto de esta tormenta, el flujo del capital es el que deja de llegar hacia muchos puntos estratégicos, en este caso las inversiones, condición que provoca el despido de muchos trabajadores; vale mencionar que esta historia se refiere “nosotros”. De ahí la urgencia de un Acuerdo Nacional sobre el tema y la crisis económica en general, la cual debería tratarse con la misma seriedad que una catástrofe nacional y regional, porque este elemento en su dinámica mundial implica a las fuerzas productivas y la clase política, ésta última con decisiones estratégicas más allá de una administración gubernamental.
“Hacer el bien” es la función estratégica de los políticos, es el momento de demostrarlo, actuando en el sentido de solidaridad con los trabajadores, defendiendo sus empleos, sus prestaciones. Al estilo mexicano: “endeudarse para generar riqueza, en tiempos de crisis”. Por un lado nadie desea ser desempleado de un día para otro, porque para cualquier trabajador esa condición es una tragedia familiar, menos en una nación con tan estrecho mercado laboral y con tantas deudas…que no solo los norteamericanos tienen, acá también existen tarjetas de crédito e hipotecas, ¿por qué no podemos adelantarnos a la tormenta que nos anuncian?. Aunque sea con un paraguas de solidaridad.
En otros tiempos los llamados a los trabajadores fueron para el cambio democrático, fueron contra la dictadura y los regímenes militares, ahora deben ir en el sentido de la defensa de las fuentes de empleo, porque el elemento crucial es que los trabajadores abandonen la incertidumbre sobre su futuro laboral.
Se habla de una nación con sus tiempos políticos, es tiempo de hablar de la nación en tiempos de crisis económica, donde el flujo de dinero también se reducirá, así disminuirá el margen de ganancia, el desarrollo empresarial, la inversión, la compra de equipos e infraestructura, el personal… etc.
Nuestra nación por su condición vulnerable a las intemperies económicas, debería a pesar de la crisis impulsar una agenda política creíble y aceptable para todos, con acuerdos mínimos, porque la turbulencia financiera internacional no es de corta duración.
Como en otros momentos cabe advertir: “La crisis económica nos llevará a la unidad nacional o hacia la fragmentación social” por la agudeza del desempleo y la paralización de sectores productivos. Nunca es tarde para un paraguas de solidaridad como regalo de la clase política ante la tormenta económica que nos acecha.




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