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El Salvador en democracia, nuevo rostro exterior

 

Caralvá

 

Un elemento que irradia nuestra condición nacional es el carácter geográfico, a pesar que el mundo cambie rápidamente, nuestra geografía esencial permanece inalterable, pero en ocasiones se expande y en otras se contrae, así decimos a veces:  Centroamérica y en otras, solo El Salvador.

La economía precede muchas de las acciones de interés nacional, incluso históricamente inicia las relaciones diplomáticas y el intercambio cultural. En el campo diplomático nuestra nación ha sido muy descuidada, sin continuidad, con grandes desaciertos, pero evidentemente con una tradición del siglo XX, con gobiernos autoritarios que trasladaron la guerra fría a sus actuaciones o incluso involucrados en acciones discrecionales.

Pero en nuestro caso con una nueva administración, las relaciones exteriores deben orientarse hacia las buenas relaciones con Estados Unidos de América, al igual que Suramérica y el Caribe, porque las relaciones exteriores también son acumulación de historia y economía; si consideramos la democracia como factor decisivo, el nuevo rostro de la política exterior debe ser: “El Salvador en democracia”.

Unido a las relaciones exteriores podemos observar las integraciones económicas del Siglo XXI, ellas marcan los siguientes elementos: 1 Acuerdos preferenciales comerciales: estos usualmente acreditan descuentos arancelarios en un rubro de productos; 2 Libre Comercio: los países eliminan las barreras  comerciales, con  independencia de realizar gestiones similares con otras naciones 3 Unión aduanera:  los miembros generalmente eliminan barreras comerciales, pero adoptan aranceles con países ajenos al sistema, 4 Mercado Común implica libertad de comercio y aranceles externos comunes, implica movilidad con características liberales en amplios factores de  la producción y 5 Unión Económica que es una forma superior de integración,  implica legislaciones e instituciones comunes con poder sobre los Estados miembros, el mejor ejemplo: La Unión Económica Europea. Agreguemos que también existen modalidades como  las zonas de libre comercio.

Aunque por el momento en Centroamérica, la integración parece que tiene muchos problemas, no debemos olvidar que en el futuro es indispensable para la negociación con otros bloques comerciales.

La política de relaciones internacionales en democracia debe estructurarse a largo plazo, puesto que sus resultados implican: comercio,  inversión, innovaciones tecnológicas, recursos financieros etc.,  de esta forma la política exterior es el rostro de una nueva nación y con esta proyección se favorecerá a múltiples sectores como la informática, navegación, biotecnología, telecomunicaciones, servicios satelitales, aeronáutica y  promoverán la integración de la nación en el mundo.

El factor de la crisis internacional nos plantea un escenario incierto, pero no impide estructurar el nuevo rostro de la política exterior de la nación.

El Salvador en democracia debe ampliar el comercio y la cooperación, porque el rostro de la política exterior  proyecta la imagen ideal para el siglo XXI, pensar a largo plazo en la economía y las relaciones internacionales nos marca nuevos desafíos, nuevos mapas y amplia nuestra visión, hacia un mundo comercial posible en democracia.

 

 

 

 

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